“No basta vacunarse contra las ‘cajas chinas’,
debemos contrarrestar su cloroformo”.
Abel Pérez Rojas

La inesperada y lamentable muerte de Alberto Aguilera (1950-2016) –mejor conocido por su nombre artístico como Juan Gabriel- seguramente se convertirá en la “caja china” caída del cielo para distraer la atención de millones de mexicanos sobre asuntos que están en el escaparate de la opinión pública.

Asuntos como la muerte de Juan Gabriel –como lo fueron en su momento los decesos de Joan Sebastian y Chespirito- son un tanque de oxígeno para quienes están necesitados de que las grandes masas no sean críticas. Porque en relación con los círculos que sí lo son, estos se encuentran desarticulados de los puntos neurales que pudieran gestar una gran sinergia de cambio.

Tenemos que hacer visibles cuantas “cajas chinas” se nos pongan enfrente, pero debemos trascender su simple crítica si queremos detonar cambios profundos al menos en nuestro derredor.

Como usted seguramente ya sabe, las cajas chinas son aquellas urnas que dentro de sí contienen otra de menor tamaño, la cual a su vez contiene otra semejante y ésta a otra, de tal manera que una caja de ciertas dimensiones en realidad puede contener algo muy pequeño.

Por analogía la “caja china” se refiere a derivar la atención en un tema y luego en otro, hasta que ésta se diluya.
Eso es lo que veremos en los próximos días con el uso de la vida y obra de Juan Gabriel.

En los cada vez más cuestionados, menos vistos, pero aún dañinos medios tradicionales – léase Televisa y TV Azteca- veremos horas y horas de homenajes, testimonios y reseñas bibliográficas del llamado “Divo de Juárez”.

Transmisiones desde el lugar de los hechos” desbancarán otros temas espinosos e incómodos para la clase política y en particular para ciertos personajes.

Recientemente la película La dictadura perfecta (2014) México, hizo visible en su trama el uso maquiavélico de los hombres del poder –en el caso de la película al presidente de la república- de ciertos asuntos que se vuelven mediáticos para desviar la atención de las masas, pues no les conviene que sean discutidos ni permanezcan en la memoria, al menos en el corto plazo.

En esas sintonías y en los medios afines a los círculos del poder quedarán sepultados temas como el plagio de la tesis de Peña Nieto, el conflicto magisterial, la exigencia de renuncia a Alfredo Castillo al frente de la Conade, el inminente “gasolinazo” a partir del próximo primero de septiembre y ni qué decir del cuestionado IV Informe de Gobierno del presidente.

Si quedan sepultados asuntos políticos y económicos que son de circulación común en la opinión pública ¿se imagina qué sucederá con otro tipo de asuntos que no ocupan la atención de las masas, pero que son de vital importancia?

¿Acaso habrá alguna manera de que en las próximas semanas y meses pudiéramos hacer un esfuerzo colectivo sincero para restituir nuestro tejido social y hacer frente común a nuestros graves problemas, debatiendo cuál es la mejor solución?

No lo creo.

No podemos caer en el juego y echarnos a los brazos de la alabanza extrema, ni distraernos. Es necesario asumir una postura analítica de la realidad.

Si tomamos consciencia de las diferentes “cajas chinas” no sólo quedaremos vacunados de ellas, también serán oportunos y vigentes nuestros llamados a atender lo verdaderamente importante.

¿Qué le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Nació en Tehuacán, Puebla, el 6 de enero de 1970. Es poeta,conductor de programas de radio, académico y gestor de espacios educativos. Funda y coordina Sabersinfin.com