Columnistas-AngelicaVillaEnciso

Cada vez que el pueblo elige a un gobernante, tiene la esperanza de que, ahora sí, cambien las cosas, de que se aplique una nueva política en favor de los trabajadores y espera que mejore en algo su vida. Esta esperanza es más profunda cuando al candidato le han creado la falsa imagen de progresista.

No obstante, una y otra vez, la desilusión no tarda en presentarse, las ilusiones quedan en ensueños, pues los engaños y la traición de los otrora candidatos demócratas y ahora autoridades en el poder no tardan en evidenciarse. Así sucede con el actual gobernador del estado de Morelos, Graco Luis Ramírez Garrido Abreu.

Surgido a la vida política en el movimiento popular estudiantil de 1968, al ser elegido delegado de la Prepa 6 ante el Consejo Nacional de Huelga, muy pronto se colocó la etiqueta de “demócrata de la izquierda”, participando en la fundación de los partidos Socialista de los Trabajadores, Mexicano Socialista y en 1989 en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Lejos quedaron los ecos del movimiento del 68, en el baúl de los trapos viejos quedó la camiseta del delegado estudiantil. Poseedor de un mimetismo natural, enarbolando las “banderas de la izquierda”, varias veces ha sido diputado federal y senador de la república; siempre registrado en las nóminas del gobierno federal, del distrito federal y del gobierno del estado de Morelos; por encima de toda ideología, la consigna es clara “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

Movido más por su ambición de poder que luchar por las causas del pueblo, junto con su esposa, Elena Cepeda, en los 90 encabezó las marchas del silencio contra el incremento de la inseguridad en el estado de Morelos, para denunciar la complicidad del gobierno de Jorge Carrillo Olea en los secuestros y protección a importantes narcotraficantes. Realizó el primer plebiscito ciudadano para consultar a la gente si quería que siguiera en el cargo el gobernador y lograron la renuncia de Carrillo Olea el 15 de mayo de 1998, después de que el Congreso del Estado asumiera un bloqueo en la autorización del presupuesto del Estado.

Quedo, así franqueado el camino que lo llevaría a la gubernatura del Estado de Morelos con su “aureola de luchador social” para el período 2012-2018, postulado por la coalición del PRD, PT y Movimiento Ciudadano, denominada “Nueva visión progresista de Morelos”. ¡Vaya ironía de nombre! El pueblo, en su afán de lograr un gobierno que les garantizara seguridad, paz, armonía y trabajo, fue engañado por los “cantos de  sirena” de la coalición,  llevando al poder a un lobo con piel de oveja. ¿Cuáles son los resultados de cuatro años de gobierno del pseudoizquierdista Graco Ramírez?

Una verdadera estadística del terror, avala la negra trayectoria del “todavía gobernador del estado de Morelos” cuya entidad ha colocado en el escaparate nacional con los altos índices de pobreza y criminalidad. Más de la mitad de la población vive en la miseria, incremento de la deuda pública casi al 300%, más de 670 mil morelenses  no tienen vivienda, primer lugar nacional en secuestro y extorsión, tercer lugar como el estado más violento, quinto lugar en robo de autos con violencia, 765 feminicidios y como remate, 117 cadáveres han sido recuperados de las fosas clandestinas de Tetelcingo, 84 de ellos presentan tiro de gracia, algunos corresponden a niños y sólo han sido identificados ocho, entre  muchos etcéteras más.

Hoy a cuatro años de un gobierno insufrible, los hechos hablan por sí mismos: inseguridad galopante, asesinatos, robos, secuestros, pobreza y todos los males que propicia un gobierno descompuesto, prepotente e inepto que piensa que maquillando cifras, sobornando y corrompiendo a la prensa, a los diputados, va a cambiar la imagen y el juicio que de su gestión ha hecho ya el pueblo. No basta afirmar que su gobierno es progresista y que son fuerzas conservadoras quienes lo acusan, son cientos de miles de morelenses que protestan. ¡Se equivoca Graco de cabo a rabo!

El Movimiento Antorchista ha sufrido en carne propia las consecuencias de este mal gobierno, pues en su lucha cotidiana ha enarbolado demandas de primerísima necesidad, como agua potable, electrificación, vivienda, educación, proyectos productivos, construcción de puentes vehiculares y han transcurrido cuatro años de gobierno y no hay visos de una solución. Hemos realizado seis marchas, la última con 20 mil personas con el objetivo de que el gobernador reconsidere nuestras peticiones, pero Graco Ramírez ni nos ve ni nos oye.

Antorcha le exige al Gobernador, simple y llanamente, obras que van a mejorar un poco la deplorable situación de pobreza en la que viven colonos y campesinos humildes. ¿Cuál es el delito? ¿Dónde está lo disparatado de nuestras peticiones?

La última noticia que tuvimos como respuesta a nuestras peticiones, fue la amenaza  de muerte que le hicieron vía telefónica a la dirigente estatal del Movimiento Antorchista, Soledad Solís. La organización a nivel nacional hace patente su protesta contra esta política represiva y exige que el Gobernador de Morelos enmiende su política errática y represiva, resolviendo las demandas de los antorchistas y respetando la vida y la actividad política de nuestros compañeros de Morelos.

Además, consideramos que en esta grave crisis en la que se encuentra sumido el estado de Morelos producto de un mal gobierno, es necesaria y urgente la intervención de las altas autoridades del gobierno federal, no es posible que la situación económica y política se siga agravando, urge una solución a favor del pueblo morelense.

El Movimiento Antorchista, como fuerza popular, sólo tiene para defenderse la lucha legal y pacífica y, por eso, llevará a cabo una gran concentración de 10 mil  antorchistas para conmemorar 23 años de lucha, pero esta concentración también es un grito de protesta en el que se reivindican nuestras peticiones, la defensa de nuestros compañeros y se reafirma nuestro compromiso de seguir luchando hasta acabar con la pobreza.

La ciudadanía debe aprender a distinguir a sus enemigos embozados de izquierdistas y debe comprender que en cuanto a la elección popular de autoridades la solución no está en la alternancia de partidos, la única solución de raíz, está en cambiar a la clase social gobernante. ¡Ya es hora, que gobierne la clase trabajadora!