La duda mata. Dos intervenciones el mismo día dejan una enorme duda sobre si el Estado de Puebla ha tenido en este sexenio un Atlas de Riesgos, un mapa donde se identifiquen los puntos con mayor peligrosidad ante fenómenos naturales.

El diputado por Movimiento Ciudadano, Julián Peña Hidalgo, pidió “revisar” los atlas de riesgos de los municipios donde hubo afectaciones por el huracán Earl.

Antonio Galy Fayad, gobernador electo, visitó Huauchinango y anunció la “creación de un Atlas de Riesgos que incluya siete regiones”.

Medios periodísticos desenmascaran el tema del seguro contra riesgos contratado por el Gobierno de Puebla, un asunto que huele más a negocio de funcionarios que a interés por salvaguardar la dignidad de los poblanos.

Conagua advirtió desde el 3 de Agosto a Protección Civil de Puebla sobre los riesgos y altísima peligrosidad de las lluvias que se avecinaban. Nada se hizo. Cómo hacerlo si Protección Civil no tiene ni recursos económicos ni humanos para enfrentar un asunto de tal magnitud; para vaciar las gradas del Estadio Cuauhtémoc, apenas les alcanza.

Mientras tanto la competencia de la histriónica poblana entre panistas y priístas.

Mientras Martha Erika Alonso avienta zapatos a los afectados por las lluvias y deslaves, como si panaceas fueran, Ochoa Reza debuto en el viejo Hotel Lastra con las más viejas aún prácticas del tricolor, en clara decadencia, por lo menos en Puebla.

Un partido atado a las prácticas del pasado, sin compromiso con el presente y tratando de adivinar el futuro.

Un nuevo “líder” que intentó poner en valor a Blanca Alcalá, pidiéndole perdón y prometiéndole encontrar a los culpables de la traición.

¡Ah, qué señor Ochoa!, acaso no se dará cuenta de que entre más rasque por encontrar culpables, más arriba llegará…

O por lo menos así me lo parece.

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