Subsidian consejeros del IEE a dirigentes de partidos satélites del morenovallismo

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en e-consulta, señala que en el Instituto Electoral del Estado (IEE) quieren aguantar lo más posible la discusión acerca de qué partidos políticos estatales pierden su registro y cuáles el financiamiento público estatal, por no haber obtenido el 3% de la votación en las pasadas elecciones para gobernador.

Son varios los pretextos y razones, algunos válidos y otros francamente estúpidos.

Entre estos últimos figura la peregrina tesis del llamado G5 (el grupo de los cinco consejeros del morenovallismo) y el representante del partido Movimiento Ciudadano, Jorge Luis Blancarte Morales, en el sentido de que ninguno de los partidos contendientes y no contendientes en esas elecciones puede perder su registro o prerrogativas por tratarse de “elecciones sui géneris”.

El del domingo 5 de junio no fue un proceso sui géneris, sino un proceso ordinario para elegir gobernador constitucional. Lo único singular o excepcional de esos comicios radica en el periodo de gobierno del próximo mandatario estatal, que no será de seis años, sino únicamente de 22 meses.

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El arte de negar la realidad

Enrique Núñez en su columana Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que desde la llegada del morenovallismo al poder, la realidad que vive la entidad siempre fue maquillada.

Una y otra vez los funcionarios fuereños matizaron cifras, estadísticas y realidades para mostrar un gobierno dizque eficiente que presumía hasta el hartazgo que Puebla vivía en un clima de seguridad.

Pero esta mentira no fue solo de los funcionarios, el propio Moreno Valle declaró al semanario Zeta, en mayo de 2015, que se blindaba al estado y presumió la colocación de arcos de seguridad, que dijo, servirían para evitar que el crimen organizado ingresara.

Sin embargo, la realidad siempre superó a los morenovallistas. Una muestra más de la política de negación es la escalada de violencia que hoy vive el estado.

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La semana laboral del edil de Tepeaca solamente dura dos días

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que cuando faltan poco más de 26 meses para que concluyan las actuales administraciones municipales hay alcaldes que ya tiraron la toalla, pues ya están en una faceta de desatención de sus funciones. Un caso muy notario es el de David Huerta Ruiz, el alcalde de Tepeaca, quien en promedio solamente acude al ayuntamiento dos veces a la semana y el resto del tiempo se la pasa fuera de su demarcación, sin que nadie sepa su paradero o si está realizando alguna labor propia de su cargo.

Huerta se justifica sosteniendo que se las pasa en la Ciudad de México o de Puebla tramitando fondos federales para emprender proyectos de obra pública. Hay quienes le creen esa versión por ser un político muy cercano a Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de la Sedatu.

Algunos detractores sostienen que probablemente sus problemas con el consumo de bebidas alcohólicas han alejado a Huerta de la atención de su investidura de alcalde y lo han llevado a ser un edil ausente, que no siempre está enterado de lo que pasa en el municipio.

Otra voces sostienen que como Tepeaca ha tenido una relativa calma social en los últimos meses, el edil ha decidido dedicarle más tiempo a ocupaciones ajenas al gobierno municipal que encabeza y delega mucho sus responsabilidad en una larga lista de asesores y familiares que tiene nómina del ayuntamiento.

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