A pesar de la “cargada” que iniciara el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y prosiguieran Graco Ramírez Abreu y 26 gobernadores que integran la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) en favor de la reforma laboral que encabeza Aurelio Nuño Mayer, la confrontación entre las autoridades y las maestras y maestros que se oponen a la pérdida de sus derechos laborales, continúa no obstante del receso escolar de verano.

No importa que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) rechace participar en los foros convocados por Nuño Mayer y señale que el modelo educativo del siglo XXI es tan sólo un refrito de otros documentos similares. Que especialistas cuestionen tiempo, alcances y falta de personal docente experto que imparta asignaturas como inglés lo mismo que las áreas de desarrollo artístico y creatividad, desarrollo emocional y llamen a las autoridades a la realización de un diálogo efectivo que resuelva las demandas de los afectados, ruego al que también se suman los titulares de la entidades locales.

Responsabilidad del Estado sujeta a reglas de operación, la política educativa transexenal que pretende imponer Nuño, debió transitar en su momento por consultas “reales” con los sectores involucrados en el quehacer educativo, incluidos quienes tendrían la tarea de aplicarla en las aulas. Cierto es que no todos comparten la idea de nación que mexicanos y mexicanas querrían por igual, y para muestra bastan la expresiones de inconformidad vertidas por un sin número de connacionales incluido el magisterio nacional y que muchos disienten con una reforma educativa impuesta por la clase política a gusto de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE).

Pocos podrían oponerse “a la necesidad de construir un México más libre, justo y próspero, que forma parte de un mundo cada vez más interconectado, complejo y desafiante.” (Los Fines de la educación en el siglo XXI,) pero muchos difieren en cómo lograrlo: si integrados a una economía mundial globalizada que es testigo del resurgimiento de corrientes separatistas, proteccionistas, propugnadas por movimientos como el Brexit (por el que el Reino Unido abandona la Unión Europea) y las opiniones vertidas por Donald Trump, que plantean la revisión del Tratado de Libre Comercio y la criminalización de los inmigrantes mexicanos o a una economía cuya base sólida de crecimiento radicara en un mercado interno fuerte, en el que se alentara el surgimiento de múltiples formas de tenencia y producción de la riqueza incluidos productores libres y que trabajadores del campo y de la ciudad tuvieran los ingresos que se requieren para tener con sus familias, una vida digna.

La quimera y las exigencias

“Un México más libre”, sí. Al margen de la retórica, muchos querrían un país en el que las decisiones de política interior y exterior se adoptaran mediante consulta pública, sin importar lo que opinasen los centros de poder internacional subordinados al gran capital. Un México más justo, en el que se respetaran la herencia cultural producto del mestizaje, la dignidad de las personas, sin importar su origen, en el que las inequidades en el ingreso cerraran la brecha entre el 10% de quienes concentran el 90% de la riqueza nacional, mientras que el resto se reparte la sobras.

Un México más justo en el que acceso a la justicia y la aplicación de las leyes no dependiera de la condición económica. Un México más prospero, pero para todos, en el que la riqueza nacional no se entregase a los extranjeros. En el que la producción del petróleo, las minas y la energía eléctrica tuvieran como destino la mejora de las condiciones de vida de mexicanos y mexicanas.

La quimera gubernamental que pretendería construir un “proyecto educativo de Estado que vaya más allá de los ciclos sexenales o políticos” (http://www.jornada.unam.mx/2016/07/30/politica/005n1pol). El documento los Fines de la Educación en el Siglo XXI, establece con claridad qué tipo de mexicanos pretenden formar a la conclusión de la educación media: “ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen activamente en la vida social, económica y política de México. Es decir, personas que tengan la motivación y capacidad de lograr su desarrollo personal, laboral y familiar, dispuestas a mejorar su entorno social y natural, así como a continuar aprendiendo a lo largo de la vida, en un mundo complejo que vive cambios vertiginosos.”

Rosario de buenos deseos

Sin embargo, el rosario de buenos deseos expresado en documentos del modelo educativo choca con la vida diaria y la práctica gubernamental autoritaria. Mientras que se pretende formar “ciudadanos libres” se adoctrina a niños, niñas y adolescentes a través de medios de comunicación –la televisión comercial- que degradan a quienes tienen la osadía de manifestar sus ideas, valores propios e inducen a adoptar roles subordinados y se limita la participación ciudadana en consultas (como la de la constitución de la Ciudad de México) al establecer reglas desiguales que priorizan a las autoridades y a los partidos políticos.

Formar ciudadanos y ciudadanas “Responsables e informados”, cuando las autoridades emiten ordenamientos inasibles, fomentan una cultura machista y generan políticas informativas, como las que satanizan a maestras y maestros disidentes y a quienes luchan por defender a la naturaleza y “a la madre tierra” y alertan en contra de una cultura de consumo poco sustentable. ¿Cómo lograr que las personas “defiendan sus derechos” si los medios de comunicación transmiten represiones brutales a cargo del gobierno y paramilitares? ¿Cómo alentarlos a participar en la “vida social, económica y política” si la riqueza del país se encuentra en manos de las transnacionales y la política institucional depositada en “familias revolucionarias” y camarillas de cuates?

Peña y Nuño ya están condenados por la historia. El modelo educativo que persiguen dista mucho de la realidad. Aurelio y otras autoridades educativas están lejos de ser las apropiadas para resolver situación de confrontación que originaron.

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