(Tercera de cuatro entregas)

En las dos últimas entregas haré dos propuestas básicas para que la Maestría en Manejo Sostenible de Agroecosistemas (Masagro) forme recursos humanos que coadyuven a resolver la baja productividad de los productores de subsistencia, la pobreza extrema en la que viven y el cambio climático. Al respecto hay que cuestionarse: ¿Qué mejorar del actual programa de estudio del posgrado para que los Maestrantes coadyuven a resolver los problemas planteados?

Dos temas a insertar en la materia de agroecología, pero que afectará a todo el plan de estudios del posgrado. El primero, que abordaremos en esta entrega, propone analizar los contrastes que hay entre los paradigmas productivista y el agroecológico; el segundo está relacionado con el manejo de agroecosistemas, marco epistémico del segundo paradigma, así como de sus columnas teórico-prácticos que lo sostienen: el diálogo de saberes y la biomimesis.

El paradigma productivista

Para Khun (La estructura de las revoluciones científicas, 1971), un paradigma son realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.

Las innovaciones creadas por el paradigma productivista se caracterizan porque:

1. Está enganchado a la hybris del punto cero que, según Castro (Descolonizar la universidad: La hybris del punto cero y el diálogo de saberes, 2007), es una forma de conocimiento con pretensiones de objetividad y cientificidad, suponiendo que el observador no forma parte de lo observado.

2. Su sello epistemológico es la Ley del Mínimo de Liebig que plantea que la planta crece a una tasa tan alta como lo permita el factor del crecimiento que esté menos disponible. De este modo, se ha justificado la generación de fórmulas de producción para cada práctica agrícola que abarca el manejo, considerada el factor del crecimiento que se encuentra menos disponible.

3. La generación de estas fórmulas de producción han sido realizadas desde la unidisciplina que disocia el manejo de cultivos en cada práctica agrícola que lo componen, separando lo que en la realidad forman parte de un sistema complejo.

4. Las fórmulas de producción señalan sólo al elemento perjudicial presente en el factor limitante de la producción. Por ejemplo, la artropodofauna y arvenses que coexisten en los campos de cultivos, son consideradas únicamente como plagas a las que hay que exterminar, mediante la aplicación de insecticidas y herbicidas sintéticos, sin considerar los servicios ambientales y económicos que han prestado a la humanidad, así como los servicios económicos, dietéticos y agroecológicos que han proveído a los productores.

Hoy el paradigma productivista está en crisis. Al sustituir las prácticas ecológicas en el manejo por el uso de agroquímicos, ha reducido la productividad agrícola y han aumentado la pobreza alimentaria y los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. Esto exige diseñar otras herramientas epistémico-teórico-conceptuales-metodológicas, que traspasen a las usadas por el paradigma productivista con el fin de eficientar el manejo de agroecosistemas.

El paradigma agroecológico

Este paradigma se caracteriza porque:

1. Tiene como célula de estudio el agroecosistema y su manejo, el cual se basa en la complementariedad de sus componentes. De esta complementariedad y no de los rasgos individuales de cada componente, derivarán las interacciones y sinergias que potenciarán el desarrollo de las fuerzas productivas que dormitan en el seno de la tierra y de la fuerza de trabajo.

2. Si la complementariedad origina las interacciones y sinergias, no se puede juzgar a ningún elemento del agroecosistema como ‘plagas’, porque de ahí manan los procesos clave (redes tróficas, reciclaje de nutrientes, especies redundantes, etc.), causantes de la productividad, la resiliencia, la sostenibilidad, etc.

3. En el manejo de los agroecosistemas interaccionan un diálogo de saberes y el principio de la biomimesis, que abordaremos en la última colaboración.

4. El agroecosistema comprende varios cultivos en el mismo espacio-tiempo. Esto exige que su productividad se mida con otro criterio distinto al rendimiento por hectárea, propio del paradigma productivista. Al respecto Mead y Willey (The concept of a Land Equivalent Ratio and advantages in yields from intercropping, 1980) propusieron el concepto de la Eficiencia Relativa de la Tierra para medir la productividad de un policultivo, entendida como el área total requerida bajo monocultivo para alcanzar los mismos rendimientos obtenidos por cada uno de los cultivos que se encuentran en la asociación de cultivos.

5. Considera que el estudio del manejo de los agroecosistemas es resultado de la reflexión teórica transdisciplinaria, adicional del estudio disciplinar, multidisciplinar e interdisciplinar. Comprende, interpretando a Nicolescu (La Transdisciplinariedad. Manifiesto, 2009), al prefijo “trans”, lo que está a la vez, entre las disciplinas y a través de las disciplinas, pero, en el caso del posgrado, acotada al manejo de los agroecosistemas, concebido como totalidad concreta o no sistémica.

El manejo de agroecosistemas así razonado, no fracciona este manejo, como lo hace la unidisciplina; tampoco sobrevalora la relación independencia-dependencia de todo con el todo, exclusivo del enfoque sistémico, que segmenta la realidad en subsistemas para su estudio. El manejo del agroecosistemas visto como totalidad no sistémica, considera sólo la relación que existe entre ciertos temas de otras disciplinas, pertinentes para explicar las causas teleológicas de este manejo.

Actualmente la mayoría de agroecólogos abordan el manejo de agroecosistemas aplicando el marco epistémico, conceptual y metodológico que son exclusivas del paradigma productivista. Por ejemplo, el estudio de los agroecosistemas se lleva a cabo de forma fraccionada (manejo de la biodiversidad, manejo de suelos, manejo de plagas); la productividad se mide por el rendimiento por hectárea, y todavía se conciben a algunos componentes del agroecosistema como plagas; es decir, como organismos nocivos a las plantas cultivadas.

Al respecto hay que preguntarse ¿Es posible resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos? (Albert Einstein). La respuesta es no.

Palabras agudas

Mi solidaridad con la periodista Carmen Aristegui acosada desde las más altas esferas del poder político y económico, por su reportaje-libro La Casa Blanca de Peña Nieto.

Miguel Ángel Damián Huato es profesor-investigador del Centro de Agroecología del Instituto de Ciencias de la BUAP. Fue Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y es miembro del Sistema Nacional...