Por Juan Carlos Lastiri

El día de ayer el presidente Enrique Peña Nieto promulgó las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), con lo cual nuestro país tendrá más herramientas para combatir este flagelo que daña a nuestra sociedad. 

Sabemos que México ocupa el lugar 95 de 167 países dentro del Índice de Percepción de la Corrupción, es decir estamos debajo de media tabla; por su parte dentro de los países de la OCDE ocupa uno de los últimos lugares por lo que, sin duda, es necesario acatar medidas contra este mal. 

El problema de la corrupción es un problema que no solo implica desvío de recursos, sino que desgasta a la sociedad y la credibilidad en sus instituciones y más aún, ahuyenta posibles inversiones al hacer que la legalidad sea una cuestión de influencias o de pesos. El que la sociedad no crea en sus instituciones es algo realmente peligroso porque ese vacío de poder muchas veces es llenado con poderes fuera de la ley, como la delincuencia, o con falsas esperanzas de cambio que sólo denotan aspiraciones personales que aprovechan el hartazgo de las personas. 

Tal como lo señaló el presidente Peña Nieto, la corrupción es un cáncer social que vulnera los derechos de los ciudadanos y daña la economía; cada vez más, en buena medida gracias a las redes sociales y a la libertad de expresión, la sociedad se entera de actos de corrupción cometidos por servidores públicos y particulares. Y es que la sociedad se ha centrado en condenar a los servidores pero, para que la corrupción exista se necesita más de uno y esto es algo que debe quedarnos claro, prevenir la corrupción es tarea de todos.

Este nuevo conjunto de leyes reconoce esta realidad por lo que, durante estos tres años y medio de gobierno, la sociedad civil, los académicos, las fuerzas políticas y el gobierno de la República han trabajado juntos para construir una arquitectura institucional anticorrupción sólida, que empodere a la ciudadanía y promueva la integridad de los servidores públicos y de los actores privados. Importante mencionar que si se quiere recuperar la confianza ciudadana, todos tenemos que ser autocríticos y el presidente ha dado muestra de esto al hablar de la llamada Casa Blanca.

El Sistema Nacional Anticorrupción tendrá las siguientes características: será presidido por los ciudadanos y servirá a los ciudadanos; crea instituciones fuertes y autónomas para prevenir y castigar la corrupción; se eliminarán los trámites innecesarios, y hará que las contrataciones y obras públicas se realicen con total transparencia; el Servicio Público será más íntegro y habrá una real y efectiva rendición de cuentas; se cuenta con una fiscalía anticorrupción y salas especializadas en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y; se fortalece la Auditoria Superior de la Federación y a la Secretaría de la Función Pública. 

Sin duda, este nuevo sistema representa un cambio de paradigma, que dota al país de nuevos instrumentos para fortalecer la integridad en el servicio público y erradicar la corrupción. Hemos abierto el camino hacia una nueva era en el servicio público y esto es un paso histórico en favor de una cultura de la legalidad para poner fin a la impunidad. Ahora, lo que sigue, es poner en práctica estos avances institucionales, fortalecer la capacitación de los servidores públicos y formular los reglamentos correspondientes. Es necesario que la sociedad se mantenga involucrada en esta lucha; Estamos convencidos de que juntos, colaborando y coordinándonos, podremos lograr erradicar la corrupción de México por el bien de todos.                                             
                                                 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...