Por Verónica Mastretta

Ayoxuxtla de Zapata es una pequeña comunidad perteneciente al municipio de Huehuetlán el Chico, en el estado de Puebla. Está enclavada en la mixteca profunda , muy cerca de Guerrero. Su clima y su vegetación son agrestes y áridos, y sin embargo fueron generosos con esa comunidad rodeada de cerros durante muchísimos años.

En la cima de sus montes cubiertos de lo que a nuestros ojos ignorantes es maleza, brotaban manantiales que daban agua al pueblo. El pastoreo, la tala para leña y el no llevar un manejo sustentable  del entorno que repusiera lo talado, acabó secando los manantiales. La pequeña comunidad de un poco más de 600 personas empezó a sobrevivir con pipas de agua  que pagaban entre todos. Cada familia gastaba al año 10 mil pesos para tener acceso a 200 litros de agua potable semanales; el resto del agua la tenían que acarrear de muy lejos.

Según datos de la ONU, cada peso invertido en el ciclo completo de la gestión del agua  te ahorra a mediano plazo  siete pesos, y a la larga, 20. Parece una fumarada de opio o un sueño, pero no lo es.  

Hace poco más de tres años el gobierno federal entró en contacto con las autoridades de Ayoxuxtla y  por medio de los programas que maneja la Semarnat con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la comunidad empezó a trabajar en la recuperación  y  regeneración de sus suelos devastados, haciendo zanjas que retienen el agua y evitan la erosión, así como resembrando los cerros pelones con las especies propias de la zona. Tres años después de haber iniciado los trabajos, la comunidad ya no necesita de las pipas en las que gastaba 600 mil pesos anuales. La inversión total de Conafor en lo que se llama coloquialmente “fábricas de agua” fue de 600 mil pesos; el dinero  se destinó a salarios de empleo temporal, aportación de las  plantas y árboles adecuados para la zona, supervisión técnica y seguimiento del proceso. Poco tiempo después el manantial brotó  como si fuera un milagro; renació en un cerro  a sesenta metros por encima del nivel de la comunidad .

Hoy de ahí baja el agua que surte al pueblo y en cada esquina hay una toma para que la gente la lleve a sus casas. Se hizo un acuerdo para que no toda el agua del manantial se la llevara el pueblo ; se construyeron aguajes para la fauna silvestre a lo largo de la bajada. Hoy otros pequeños manantiales que resurgen también. Así de generosa es la naturaleza. Todo esto no nos lo contaron. Un grupo de Dale la Cara al Atoyac ya visitó la comunidad la semana pasada y pudo constatarlo. Los datos de la ONU son conservadores si se comparan con estos resultados.

Desde 2011 a 2016, Conafor ha manejado en el estado de Puebla un programa de Restauración de Cuencas Hidrográficas prioritarias, con especial énfasis en la cuenca del Izta Popo, la fábrica de agua más imponente de nuestro país. Sin embargo este programa no ha tenido una contra parte presupuestal de parte del congreso local poblano, para quienes no han sido prioridad  las políticas ambientales. De la preservación de los bosques y suelos de esas montañas depende la viabilidad del agua de muchos municipios y de millones de personas que vivimos cerca de ellas.La superficie total de esa cuenca abarca 264 mil hectáreas, 61% del estado de Puebla, 34 por ciento del Estado de México , 4% de Tlaxcala y 1% de Morelos.

Del lado del estado de Puebla hay 23 micro cuencas en el Izta Popo y 112 mil hectáreas son elegibles para el programa de restauración y reforestación de suelos  similar al pequeño ejemplo de 300 hectáreas que ha devuelto el agua a Ayoxuxtla de Zapata.

De 2011 al 2016 la federación ha asignado 111 millones de pesos a la cuenca del Atoyac y se han recuperado 4,600 hectáreas. 

278 millones de pesos va a costar la ciclovía de la Avenida Hermanos Serdán en la ciudad de Puebla. Estoy totalmente a favor de políticas públicas que favorezcan la  movilidad en bicicleta. No a favor de esos costos tan altos que además, por el diseño de la vía, sacrificarán 370 árboles sanos y adultos, más el derribo llamado “sustitución” de otros 330 por razones que desconozco. Un árbol adulto produce el oxígeno anual que consumen cuatro personas

Con los 278 millones de la nueva ciclovía se podrían rescatar 11,600 hectáreas de la cuenca del Río Atoyac en un año. Si esa inversión se mantuviera anualmente durante 10 años, se restaurarían  las 112 mil hectáreas de la cuenca de la cual dependemos para tener agua.  

No sé cuánto le destinará la federación el próximo año a este programa, pero en los últimos cinco años nuestro estado no le ha destinado nada. Este tipo de inversiones se hacen una vez, pero producen agua sustentable, empleos temporales y luego empleos estables si los bosques de la cuenca se manejan adecuadamente, además de que se frenaría la frontera agrícola en una tierra cuya vocación natural es silvícola. La riqueza que dejan los bosques sustentables sería enorme para las comunidades. 

Mi pregunta es ¿Ni un peso a la restauración forestal en cuencas hidrográficas y 278 millones a siete kilómetros de ciclovía en una Puebla capital con demasiados adornos? Todo es cuestión de prioridades. Creo que están absolutamente de cabeza.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7. 

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...