Jorge Rodríguez/A Puerta Cerrada/El Sol de Puebla
 
 
 
Sí y no.
 
Los priistas que han decidido ponerse a trabajar –y grillar—desde ahora para hacerse de la candidatura al gobierno del estado en 2018 podrían tener razón en adelantarse a los tiempos formales de su partido.
 
Uno de los múltiples factores que condujeron a Blanca Alcalá Ruiz a la derrota el domingo 5 de junio está relacionado con el breve tiempo del que dispuso la senadora con licencia para armar su candidatura, en contraste con el largo periodo que tuvo el morenovallismo para gestar la nominación de José Antonio Gali Fayad.
 
Mientras que por un lado el ahora gobernador electo preparó su candidatura desde comienzos de 2014, sin contar la campaña que ya había protagonizado en 2013 para competir –y ganar—por la presidencia municipal de Puebla, por otro, Blanca Alcalá supo que sería candidata hasta mediados de noviembre de 2015, apenas medio año antes de la jornada electoral.
 
Como no quería ni esperaba ser la abanderada del tricolor en la contienda por la ‘mini’, Alcalá no tenía terreno avanzado en ninguna de las áreas que conforman una campaña exitosa.
 
Eso la obligó a jugar contra el tiempo y la dejó sin posibilidades de atender de manera eficiente asuntos tan relevantes como la conformación de alianzas (pero de las de a de veras) al interior del partido, con liderazgos tradicionales y con el resto de los aspirantes a Casa Puebla que ya para entonces se sabían perdedores.
 
Por eso es que personajes como Enrique Doger Guerrero y Juan Carlos Lastiri Quiroz podrían estar haciendo bien en lanzarse al ruedo ya desde ahora, cuando, ¡vaya ironía!, el gobernador al que pretenden suceder todavía no rinde protesta.
 
No obstante, pese a las ventajas que podría generar el tejido de una candidatura al gobierno del estado en apariencia prematura, la conocida toma de decisiones al seno del PRI dejará sin efecto, en el plano de la ociosidad, el activismo de los adelantados.
 
Con un priista como huésped principal de Los Pinos, es muy probable que la definición del candidato tricolor para la sucesión de Gali sea impuesto, una vez más, desde la capital del país.
 
Frente a eso, de poco o nada servirá el proselitismo aventajado, exhibido en medios de comunicación y redes sociales, de los primeros suspirantes.
 
La definición vertical, emanada de Los Pinos, anulará cualquier intento madrugador por parte de los tiradores a la gubernatura.
 
A menos, claro está, que alguno de ellos termine por convertirse en un fenómeno popular de indiscutible postulación.
 
Por ahora no se ve quién, por su sola popularidad y arrastre social, esté en condiciones de revelarse a los designios del CEN.
 
 
 

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...