Por Nahir González Sosa

La libertad de expresión es un atributo que pertenece naturalmente a las personas y que otorga la opción de informar o no informar, de opinar o no opinar, de expresarse o no expresarse; además, comprende el derecho de todo individuo a divulgar información hacia terceros, así como a recibir cualquier tipo de mensajes.

Sin embargo, a pesar de ser una característica con la que cualquier sociedad que se haga llamar democrática debería contar, en México, la libertad de expresión representa una ventaja limitada; puesto que debido a presiones gubernamentales o provenientes de altas esferas de poder, conjuntamente con la corrupción existente en el país, este derecho no es ejercido completamente.

Es cierto que para que una nación viva en armonía, deben existir límites establecidos respecto a los comportamientos sociales y la difusión de mensajes que puedan resultar falsos o excesivos para la ciudadanía, no obstante, este hecho no implica mentir ni mucho menos ocultar información -menos aun cuando ésta es de interés común debido a sus repercusiones-, simplemente significa que es necesario actuar con ética ante cualquier tipo de situación relacionada con la libertad de expresión, puesto que lo importante radica en conservar el equilibrio y la armonía de una sociedad a través de las acciones, pero sin coartar jamás la libertad de expresión.

La ética es entendida como una rama filosófica que estudia el ejercicio de las virtudes morales humanas que propician la actuación debida de los individuos en una sociedad determinada, enfocándose siempre a alcanzar la armonía y el bienestar de las personas en relación con el espacio en el que habitan y con los individuos con los que coexisten. Por tanto, para que realmente exista una sana libertad de expresión, también debe existir en alto grado la ética en todos los ámbitos sociales, sólo así se equilibrarán las acciones de los ciudadanos, así como los mensajes emitidos; pero al mismo tiempo se pondrá una barrera a la corrupción, la alienación, la manipulación y los abusos; puesto que no se excederán los límites, simplemente se dará a conocer la verdad en pro del bien común. 

No obstante, a pesar de que la ética y la libertad de expresión son algo totalmente sano y necesario para una cultura democrática, el peculiar pensamiento de los individuos puede resultar problemático para ejercerlas, debido a que pueden crearse conflictos en cuanto a todo lo que cada persona estima que es su derecho y su libertad de expresión, contra lo que al mismo tiempo puede pasar por encima o irrumpir en la vida y en los derechos de otros ciudadanos. La ética siempre estará naturalmente influida por convicciones ideológicas, de afectos y de no afectos, que provienen de la relación de cada individuo con la gente y con el entorno; por tanto, se debe ser muy cuidadoso al ejercer la libertad de expresión, siempre se debe tener en cuenta cuántos beneficios se pueden traer a la sociedad a través de los actos a realizar y las informaciones a emitir; si los beneficios resultan ser mayores que los perjuicios para gran parte de la ciudadanía, entonces se estará haciendo lo correcto.

En el caso específico de los medios de comunicación, el uso de la libertad de expresión conlleva una mayor responsabilidad que en el caso de cualquier otra persona, puesto que los primeros llegan a un amplio sector de la sociedad y fungen como guías y parámetros de referencia para orientar el pensamiento y las acciones de los individuos.

Las empresas de comunicación a menudo se encontrarán ante una disyuntiva: respetar su compromiso con la verdad independientemente de las consecuencias, o bien, ocultar la verdad por las secuelas personales o sociales que pueda tener su difusión. Conjuntamente con ello, es necesario tener presente que la información (hechos confirmados y especulaciones) no puede existir sin un emisor (periodista, artista, comunicador en general) y que éste, al ser persona, no se puede desprender de su ideología y sus tendencias. Por tanto, la ciudadanía debe ser muy crítica al recibir los mensajes emitidos por los medios y crearse su propio juicio respecto a lo que personalmente considere verdadero o falso, puesto que en muchas ocasiones, no todo será realmente como los medios y los comunicadores lo pretenden hacer parecer.

Este panorama permite darse cuenta de que tratar el tema de la ética en los medios de comunicación es complicado, ya que se encontrarán tantas actitudes y puntos de vista como personajes involucrados en el tema. Cada uno de ellos guiará su comportamiento de acuerdo al conjunto de principios y valores que rigen su desarrollo personal y profesional. Sin embargo, a pesar de las peculiares ideologías que cada empresa de comunicación y que cada comunicador posean, la verdad siempre será la verdad y es responsabilidad de estas entidades, hacerla llegar a los ciudadanos.

Para que en realidad la sociedad esté informada, es necesario que las empresas de comunicación difundan los acontecimientos incluyendo todos los personajes y puntos de vista involucrados, dando antecedentes y datos certeros, otorgando las mismas posibilidades de expresión a los diferentes grupos sociales y brindando una información sin matices ni adornos que marquen diferencias y favoritismos por parte de la entidad comunicadora. De este modo se podrá afirmar que en los medios de comunicación existe verdadera libertad de expresión.

La libertad de expresión es un derecho que todos tenemos y nadie debería limitar, siempre y cuando la ética prevalezca; sin embargo, vivimos en una sociedad oprimida por el poder, llena de corrupción y restringida en su legítimo actuar; más aún en épocas electorales como la que ahora vivimos, es por ello  que en ciertas ocasiones resulta imposible expresarse como se debería, no obstante, es responsabilidad de cada ciudadano informarse y actuar éticamente para poder ejercer su libertad de la mejor manera posible, ese será el modo en que se logrará avanzar verdaderamente hacia la existencia de una cultura democrática y armónica.

 

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...