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Arturo Rueda /Tiempos de Nogromante/Diario Cambio

Derrotada ya en 2016, Blanca Alcalá quiere volver a ser candidata a la gubernatura en 2018.

Sus pistoleros, Jorge Estefan Chidiac y Alejandro Armenta Mier, quieren ser la fórmula al Senado.

 

Además, desde la dirigencia del tricolor, cerrarle el paso a otros grupos políticos en la designación de candidatos a alcaldes, diputados locales y federales, y hasta regidores.

 

Perder en 2016 pero llevarse todo el botín del 2018.

 

Pero no hay forma de que este grupo político sobreviva al 5 de junio tras lo que se prevé desde hace un mes como una aplastante derrota, superior a los 200 mil votos o a los dos dígitos, como señalan todas las encuestas.

 

El escenario de la judicialización se aleja, porque por lo menos en otros cinco estados las contiendas van a tener escenarios muy cerrados de votación.

 

Si el PRI se va a gastar las balas de la judicialización, lo va a hacer en Tamaulipas, Veracruz, Tlaxcala, Quintana Roo o Aguascalientes, ya que se pronostica en todas ellas que el ganador obtenga el triunfo por una diferencia menor a 5 puntos.

 

Llegado el momento, tanto el CEN priista como Bucareli van a apretar a los magistrados del TEPJF por esas cinco entidades que se complicaron más de lo esperado.

 

¿Pero meterán las manos por Puebla si se pierde por más de 5 o 10 puntos?

 

¿Meterán las manos por la candidata menos votada de la Historia a Casa Puebla?

 

Lejano el triunfo, lejana la judicialización, entregados desde el gobierno federal, ¿cómo van a sobrevivir Blanca y sus secuaces para poder repetir candidatura en 2018?

 

Reescribiendo la historia de la Batalla del 2016 con un argumento simple: el enemigo era muy poderoso. Más que poderoso: era brutalmente poderoso.

 

Ni el mejor candidato ni el mejor equipo, ni la mejor estrategia, hubieran podido derrotar a ese monstruo de mil cabezas.

 

No perdieron ellos, les ganó él.

 

Les ganó con el poder del Estado en cada una de sus manifestaciones.

 

Con los medios de comunicación, con los permisos a transportistas, con las auditorías, con las cuentas públicas, con los alcaldes coaccionados, con el espionaje, con la violencia de género, con la complacencia de los órganos electorales, con la indiferencia del gobierno federal.

 

Con una y mil tretas, con muchos millones despilfarrados.

 

Así les ganó el monstruo Moreno Valle por más de 10 puntos.

 

Alguien, no se sabe quién, les vendió a Blanca y Estefan que la única forma de trascender al 2018 es evidenciar ese abuso del que fueron objeto y concretarlo en una idea: la Resistencia Civil Pacífica.

 

Si se puede, Huelga de Hambre o Ayuno incluido.

 

Ella se ve como Gandhi o Mandela.

 

Nosotros la vemos como López Obrador.

 

Pasada la judicialización, se va a declarar Gobernadora Legítima y va a cerrar la Atlixcáyotl por varios meses.

 

Sus simpatizantes van a intentar detener la toma de protesta de Gali aunque sea con cocolazos.

 

Luego va a recorrer una, dos, tres veces, los 217 Ayuntamientos de Puebla.

 

Va a denunciar a la Mafia en el Poder, que todo fue un “compló” de los poderes fácticos.

 

Montada en esa sinrazón, cree, piensa, puede volver a ser candidata en 2018, del brazo de Estefan y Armenta.

 

Se imaginan escapando del peso de los más de 200 mil votos de diferencia con los que van a perder.

 

Oficialmente es La Nave de Los Locos.

 

No se sabe si van, o vienen.

 

Para mayor información:http://www.diariocambio.com.mx/2016/opinion/tiempos-del-nigromante/item/14042-ella-se-ve-como-gandhi-o-mandela-nosotros-la-vemos-como-amlo

 

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