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Por Redacción

En el Estado de México más de 800 granaderos entraron a la localidad de San Francisco Xochicuautla para resguardar la maquinaria de la empresa Autovan, encargada de construir la autopista Toluca-Naucalpan, a la cual se ponen habitantes.

Los inconformes de origen otomí señalaron que esta acción violaba la suspensión provisional y las medidas cautelares dictadas por la Comisión Nacional del Derechos Humanos, que a finales del año pasado pidió a la Comisión de Seguridad Ciudadana dejar de hostigar a los pobladores de esta localidad.

La policía del estado se apostó en varios parajes de la zona boscosa de Xochicuautla que hasta la fecha habían sido respetados por Autovan para no generar choque con la población que se opone a la autopista, pero además desmanteló y destruyó el campamento de Digna Resistencia que el Frente de Pueblos en Defensa de los Recursos de la Madre Tierra había instalado en la parte alta de la montaña para evitar el avance de las obras.

En su irrupción, los uniformados destruyeron el campamento que tenían los comuneros en la montaña para evitar el ingreso de maquinaria y la deforestación.

Por la tarde, maquinaria pesada demolió una vivienda, propiedad del delegado Armando García Salazar, pues esta se encuentra dentro del polígono expropiado.

García Salazar manifestó que ni los policías ni el personal de Autovan le dieron oportunidad de sacar sus pertenencias y calificó el hecho como ilegal pues su casa también estaba protegida con la suspensión provisional decretada por la justicia federal.

 

 

Editado por: Joselyn Furlong

Fuente: La Jornada

Foto: Diario de México

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