Por Jesús Manuel Hernández

Para nadie ha sido desconocida la mala relación entre el actual gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y la panista Ana Teresa Aranda. El origen del choque se debe a la época en que Manuel Espino tendió el puente de plata con el priista para que se pasara del otro lado.

Mientras Ana Teresa estuvo en contra del proyecto, otra corriente de panistas, se decía que, en aquella época de “yunquistas”, vio con optimismo la posibilidad de hacerle un hoyo no financiero, sino político al gobernador y al PRI en su conjunto.

Con la maniobra que dejó fuera a Ángel Alonso, se provocó el enfrentamiento entre Melquíades Morales Flores y Rafael Moreno Valle Rosas por el senado. Algunos panistas festejaron la llegada del neopanista al senado de la mano del grupo de Felipe Calderón.

Ana Teresa siguió estando en contra y advirtió del peligro de que Rafael fuera cobijado desde Los Pinos. En el fondo, al presidente le hacían llegar comentarios respecto al deseo de “La Doña” por llegar a Casa Puebla y por ello su inconformidad, veía en Rafael al verdadero enemigo en potencia.

El pragmatismo que dominaba al PAN le abrió todas las puertas al morenovallismo, faltaban sólo los panistas locales, ligados a grupos empresariales y sociales que a su vez tendieron puente de plata para no quedar fuera del poder de Casa Puebla.

Algunas familias custodias y panistas que se presentaban como tradicionales se sumaron a la causa.

Como negociación con el candidato fueron puestas las cartas de Juan Carlos Mondragón y Eduardo Rivera entre otras.

Pero nuevamente el pragmatismo pudo más. Moreno Valle, sabedor de los estados financieros de algunos de ellos, presionó, cooptó, compró conciencias de varios grupos.

Nuevamente Ana Teresa Aranda quedó fuera de las negociaciones, peleó por su partido o lo que quedaba de él desde varias trincheras, la oposición a Gustavo Madero, la oposición a Ricardo Anaya, el impulso de Oliva y luego de Cordero, pero el pragmatismo panista, asociado con los negocios pudo mas y los deseos de Ana Tere se vieron nuevamente frustrados.

En los últimos cinco años el grupo de Ana Tere ha sido perseguido, acosado, amenazado y hasta encarcelado. Sus examigas de la Cívica Femenina y sus esposos fueron engañados por el gobernador, otros se acomodaron y beneficiaron de la corrupción; ahí quedó una buena parte de las llamadas “familias custodias” que le dieron la espalda a su ideología. Un pragmatismo más.

Si algo sabía Rafael de Ana Teresa era su amplia aceptación en las filas del panismo tradicional de Puebla; nunca pudo desaparecer su fama pública ni su arrastre. Todo intento terminó por fortalecerla al interior del partido.

Un concienzudo análisis el año pasado mostró al morenovallismo dos riesgos en las elecciones de 2016: la presencia de dos mujeres no controladas en las boletas del 5 de Junio, una era Blanca Alcalá, la otra Aranda.

La primera podría ser derrotada con votos, con operación electoral. La segunda tendría forzosamente que ser eliminada de la contienda, pues el simple hecho de que su rostro y su nombre aparecieran en las boletas era una afrenta al morenovallismo, un reto, una invitación a los panistas y electores no definidos a votar por ella y en contra del candidato oficial.

Y ese riesgo se mantuvo latente por todo el tiempo en que se debatieron los puntos que habría de reunir el candidato independiente. La ley, la maniobra fue hecha específicamente para que Ana Teresa no llegara.

La colecta de firmas fue infiltrada, le fueron sembrados datos falsos para después exhibirlos ante la autoridad electoral que, por demás está decir, funciona igualito que cuando el viejo PRI gobernaba, no se mueve nada sin la autorización del gobernador.

La negación a darle el registro a Ana Tere viene a ser nuevamente una demostración del pragmatismo político que tanto daño le ha hecho a la democracia, a los poblanos que esperaron un cambio con la llegada de un partido diferente que a final de cuentas se comporta exactamente igual. El gatopardismo del morenovallismo no tiene freno.

O por lo menos, eso parece.

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...