Arturo Rueda /Tiempos de Nigromante/Diario Cambio

El martes 31 de agosto de 2010, el gobierno marinista anunciaba que en su recta final haría uso de una línea de crédito por un monto de 2 mil 500 millones de pesos aprobado por el Congreso local, con lo que la deuda de Puebla se incrementaría hasta los 9 mil y pico millones de pesos, revelaba el entonces secretario de Finanzas y Administración

Que yo recuerde, ninguno de los políticos, periodistas, académicos o empresarios que ponen el grito en el cielo por la supuesta deuda que heredará Rafael Moreno Valle, reclamó que durante su gobierno Mario Marín ejerciera créditos por 6 mil millones de pesos —el último referido por 2 mil 500 millones—, sin que se expliquen los montos, condiciones y por qué.

 

Ese anuncio no fue lo peor. En plena sesión del Congreso, el diputado panista Manolo Janeiro reveló que en realidad la Secretaría de Finanzas y Administración ya había ejercido el crédito, por lo que los dichos de Gerardo Pérez Salazar sólo eran una justificación extemporánea.

 

¿Y cuando Marín y sus secuaces se gastaron esos 2 mil 500 millones de deuda en un crédito con Bancomer?

 

De acuerdo con lo revelado por Janeiro, con documentos en mano demostró que el 6 de julio —dos días después de las elecciones— se usaron 200 millones, posteriormente el 29 de julio se usaron mil 470 millones y luego 700 millones, aunque de esa cifra carecía de los oficios respectivos.

 

Ojo al dato: dos días después de perder las elecciones, Marín decidió contratar deuda para pagar a los proveedores de campaña de Javier López Zavala y del PRI. En otras palabras, todos los poblanos, pagamos, con deuda, la campaña perdedora del tricolor. De hecho, la seguimos pagando.

 

¿Dónde estaba Jorge Estefan Chidiac en esos días para quejarse por ese uso indiscriminado y opaco de la deuda pública?

 

¿Por qué no subió a tribuna a rasgarse las vestiduras?

 

Ah claro, Estefan Chidiac formaba parte del equipo de campaña de Zavala.

 

La deuda, en ese entonces, no era un crimen, sino un mecanismo de pago para sus aventuras de campaña.

 

Descubiertos en su treta, pues la SFA ya había usado el crédito que había comunicado iba a ejercer, tuvo que reconocer que se había gastado 2 mil 370 millones de pesos, tal como lo había denunciado el diputado panista.

 

¿Y en qué se los gastaron?

 

Según el boletín la SFA con fecha 8 de septiembre que obra en los archivos de CAMBIO, Gerardo Pérez Salazar detalló que el dinero se gastó en los siguientes programas:

 

Mejoramiento de la infraestructura y productividad del campo— 521 millones.

 

Unidos para Progresar (UPP) — 420 millones.

 

Protección y mejoramiento de la infraestructura forestal— 183 millones.

 

Programa de Empleo Temporal— 118 millones.

 

Fomento al Turismo— 35 millones.

 

Ampliación, Modernización y Equipamiento del HNP– 80 millones.

 

Y por si fuera poco, nunca revelaron en qué se utilizaron 866 millones de ese crédito, además de opaco, innecesario.

 

Hay que subrayarlo: durante su sexenio, Mario Marín fue un adicto a endeudarse, pero los periodistas de entonces no lo veían mal, sino que justificaban esos empréstitos como un “apalancamiento del desarrollo”.

 

No vi quejarse ni a Intolerancia, ni a El Heraldo, ni a La Jornada de Oriente o columnistas adictos al góber precioso que hoy demuestran su desvelo por las finanzas públicas.

 

Otra vez, tampoco Estefan subió a quejarse a ningún lado.

 

Recuerdo esta historia para que usted, a su vez, recuerde quiénes son los paladines de la deuda pública en tiempos morenovallistas, pero que en el marinismo perfectamente fingieron demencia y aplaudieron la contratación de créditos.

Para mayor información:http://www.diariocambio.com.mx/2016/opinion/tiempos-del-nigromante/item/7517-los-paladines-de-la-deuda-publica-no-en-tiempos-de-marin

 

 

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...