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Por Gabriela Xelano y Tania Damián

La casa de Derechos de Periodistas solicitó medidas cautelares para las reporteras Elizabeth Rodríguez Lezama de la Jornada de Oriente y Patricia Flores de El Popular, agredidas durante el linchamiento en Chapulco, Tehuacán.

Claudia Martínez Sánchez, enlace de esta organización en Puebla, indicó que existe “poco interés de las autoridades locales de actuar”, por lo que también han solicitado intervenga la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

“Para que de manera inmediata se presione al gobierno y al Congreso del estado y se den las políticas públicas para que se dé el libre ejercicio periodístico y se les garantice la seguridad a los periodistas, comunicadores y personas defensoras de derechos humanos”, explicó.

Recordó que en el caso de Rodríguez Lezama, su denuncia no fue tomada por el delegado en Tehuacán, por lo que tuvieron que acudir a la Procuraduría General de la República (PGR), dependencia que sí les tomó la denuncia, además de que se han acercado a la Fiscalía General de Estado (FGE).

En el caso de Patricia Flores, corresponsal de El Popular fue agredida por pobladores, luego de que una mujer le reclamara por haber tomado fotos y registros de audio, sobre la agresión de los presuntos delincuentes.

 

Gran vulnerabilidad

En tanto, la también defensora de derechos humanos aseguró que los ataques suscitados en las últimas semanas, demuestra que los comunicadores en Puebla “estamos en gran vulnerabilidad” pues ningún estado  “ha registrado tanto agravios como en el estado “.

A su vez, dijo que durante los primeros meses de 2016, se ha reportado un aumento alarmante en el número de agresiones contra comunicadores, y dijo que a su organismo se le reportan “entre 2 y 3 agravios por semana”.

En tanto al interior del estado “nos alarma la ola de violencia y los reportes de la presencia del crimen organizado (…) los periodistas ya no pueden ejercer de manera libre el periodismo”.

Explicó que en algunas regiones, comunicadores y defensores han sido obligados a realizar su actividad profesional a escondidas, “haciendo periodismo gonzo (disfrazados)”, para evitar ser acosados por las células delictivas.

 

Foto: Especial

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