Fermín Alejandro García /Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

Una nueva versión del ataque a un palenque clandestino en Cuautlancingo –en la madrugada del pasado 1 de marzo– señala que los autores sí eran un comando numeroso, bien organizado, armado hasta los dientes y que pertenece al cártel de los zetas, que llegó hasta ese lugar a cazar a los miembros de otro comando, cuyo principal pecado es que se hacían pasar como integrantes de los zetas, cuando en realidad eran ajenos a dicha organización criminal.

Es decir, que se trató de una “limpia” entre grupos delictivos dedicados al control de centros de apuestas clandestinos y al robo de combustible en ductos de Pemex, que se ha convertido en la actividad ilícita más rentable del estado.

Las 12 victimas de ese hecho violento, que incluyen una mujer y un menor de edad, fueron levantados y calcinados en tambos de ácido. Una fuente bien informada y confiable indica que las victimas se hacían pasar por zetas, eran muy violentos, poco organizados y sin pericia a la hora de delinquir. Dicho de otra manera eran zetas clonados, no auténticos.

Lo interesante de esta versión indica que dicha “limpia” no fue por la disputa de los negocios ilícitos en los que intervienen dichas agrupaciones criminales, sino se buscó preservar el orden y estabilidad de la plaza de Puebla.

Me explico: el grupo que fue atacado al parecer no solamente eran falsos zetas, sino que eran escandalosos, poco discretos y nada cuidadosos en su actuar. Por esa razón el día de los hechos estaban en un palenque en pleno centro de Cuautlancingo, muy cerca del Palacio Municipal y sin tomar medidas preventivas que evitaran que fueran detectados con facilidad.

Se dice que los que sí son integrantes de los zetas tienen la orden de que, para el caso de Puebla y otros municipios de centro del estado, se tiene que operar con sigilo, sin escandalizar y generar violencia innecesaria. Sobre todo no provocar enfrentamientos con otras agrupaciones.

La razón de ese comportamiento obedece a que Puebla sigue siendo una ciudad en donde habitan muchas de las familias de los capos del narcotráfico.

Siendo eso la explicación de un crecimiento constante de desarrollos inmobiliarios ostentosos, que no están al alcance –por su desorbitado precio– del grueso de la población de la capital y su zona metropolitana.

Y eso también explica por qué Puebla ha logrado mantenerse al margen de la violencia del narcotráfico durante muchos años.

El fenómeno de los zetas clonados no solamente se ha registrado en el caso de Cuautlancingo, sino se ha reproducido en muchas regiones de la Sierra Norte.

La ola de secuestros y asaltos que se vive en las regiones de Teziutlán y Xicotepec de Juárez tiene su explicación en la aparición de grupos que fueron parte del cártel de los zetas, o nunca lo han sido, pero se ostentan como tal para de esa manera de atemorizar.

El problema de dichos clones es que son células criminales formadas por delincuentes que son más violentos, más torpes y primitivos que los zetas reales.

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/03/10/el-ataque-de-cuautlancingo-fue-para-cazar-a-una-celula-de-zetas-clonados/

 

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...