Maritza Mena / El Sol de Puebla

Por cada siete pozos autorizados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) hay tres que son clandestinos y su operación irregular puede generar perjuicios, sobre todo financiero a quienes los construyen sin autorización, comentó Julio Adolfo Fierro, subdirector de administración del agua del organismo federal. 

Pese a que aseguró que la Comisión no ha emitido alerta por contaminación en estos afluentes, Ernesto Mangas, especialista de la BUAP, alertó que los pozos artesanales que se encuentran por lo menos a 70 metros de la presa Manuel Ávila Camacho han presentado en el agua plomo y heces fecales.

Una investigación realizada hace 12 años por la universidad arrojó que en condiciones “normales”, el agua de los pozos no presentaba contaminación, pero una vez que se trituraba el lirio acuático ésta persistía, aseguró el académico. 

En la zona de Valsequillo es recurrente la presencia de pozos, sobre todo hacia la presa, y también es visible la falta de servicios públicos. Incluso las personas harían excavaciones de forma regular.

Ignacio Flores, propietario de un pequeño negocio cerca de la presa, aseguró que es frecuente la excavación de nuevos pozos en la zona. Dijo que cada que llega a formarse alguna colonia se abre por lo menos uno. 

En un perímetro de un kilómetro a la redonda, cerca del paraje El Oasis de Valsequillo, en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán, este medio contabilizó alrededor de cinco pozos. 

Ahí, donde a principios de febrero un albañil perdió la vida al caer a un pozo de 30 metros de profundidad que estaban construyendo, el panorama lucía desolado debido a que las casas, a pesar de que tenían puertas y ventanas, parecían abandonadas.

Cerca de estas viviendas había tanto afluentes artesanales como bien construidos, unos con tapa y otros con importantes construcciones para el llenado de pipas.

El funcionario de la Conagua aseguró que el año pasado se otorgaron hasta 700 concesiones, mientras que el organismo tiene un monitoreo permanente en todas las zonas del estado para detectar si existe un pozo clandestino.

Afirmó que los ciudadanos han jugado un papel importante, ya que cuando hay una excavación lo reportan de inmediato. 

 

CLANDESTINIDAD 

Fierro dijo que hacer alguna excavación sin el permiso de la Conagua tiene implicaciones económicas, pues quien lo hace sin el permiso respectivo puede hacerse acreedor a multas que van de mil 200 (87 mil 648) a 20 mil días de salario mínimo (1.4 millones de pesos).

Informó que los acuíferos donde la Conagua todavía otorga nuevas concesiones son los del Valle de Puebla, Tehuacán, Atlixco e Izúcar de Matamoros, sin embargo, sólo da títulos prorrogados en Tecamachalco y Libres, porque esos acuíferos se encuentran sobreexplotados, es decir, que se extiende un permiso pero en lugar del que se tenía en el pasado.

“De las distintas denuncias que se presentan, de cada 10 casos estamos hablando que tres no tienen permiso, y las otras siete han venido las personas a la oficina y se les ha acreditado que la obra que se está haciendo cuenta con autorización y que por ende no hay ninguna situación irregular”, resaltó el subdirector de administración de la Conagua. 

 

LA CONTAMINACIÓN 

El académico de la BUAP explicó que la investigación realizada con la Facultad de Medicina de esa casa de estudios hace 12 años evidenció que cuando se trituraba el lirio acuático de la presa la contaminación era visible en los pozos cercanos al cuerpo de agua, sobre todo, había plomo y heces. 

Destacó que el lirio acuático sirve de filtro para detener la contaminación, por lo que cuando éste se retira, las bacterias y algunos agentes químicos se filtran en el agua.

Comentó que con el paso del tiempo, la contaminación se ha concentrado en los sedimentos, es decir, en el fondo de la presa, por lo que cuando termine su vida útil, el lugar no servirá para construir viviendas o centros recreativos. 

Por otro lado, Fierro indicó que algunas restricciones para la construcción de pozos son que no estén cerca de zonas federales, además de rellenos sanitarios, aunque en este último caso se pide que el tiradero esté en un terreno impermeable para que los haya fuga de lixiviados al subsuelo.

En este sentido, señaló que cada relleno debe contar con un cierto número de pozos, que sirven para monitorear que no haya fuga de lixiviados. 

En entrevista, resaltó que han llegado a la Conagua algunas denuncias ciudadanas que refieren que existe contaminación de pozos, pero se debe a que llegaba alguna empresa; sin embargo, una vez que el organismo emitía los resultados del muestreo se percataba que la contaminación no existía, sino más bien la denuncia se debía a otro tipo de conflictos, más sociales, por lo que a la fecha no se ha emitido alerta alguna en este sentido.

Para mayor información:http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n4100481.htm

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...