Por Redacción

El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue detenido por la Policía Federal, y llevado a declarar como sospechoso de participar en actos de corrupción en la estatal Petrobras; horas después da Silva consiguió un amparo.

En un operativo en el que participaron 200 policías y 30 auditores de hacienda, la fiscalía brasileña determinó su detención por ser presuntamente uno de los “principales beneficiarios”, de una red que desvió cerca de 10 mil millones de reales (unos 3 mil 200 millones de euros) de la petrolera.

De manera casi simultánea, el hijo de Lula, Fábio Luiz da Silva, conocido como Lulinha, también recibió la visita de agentes de la Policía Federal en su apartamento en el barrio de Moema, zona sur de São Paulo. 

Lula gobernó Brasil desde el 2003 hasta el 2010, tiempo en el que los fiscales señalaron ocurrieron la mayoría de los chanchullos. Su detención podría afectar la reputación del líder más querido en la historia moderna de Brasil y amenaza al gobierno de su “protegida y sucesora”, Dilma Rousseff.

Interrogatorio de tres horas

El expresidente tras responder durante tres horas a preguntas sobre su relación con el lavado de dinero y corrupción del “caso Petrobras”, abandonó las instalaciones de la policía, pues el fiscal del caso consideró que la investigación no es concluyente como para ordenar la prisión de Lula da Silva.

En su declaración, el expresidente señaló que las ganancias ilegales habían financiado campañas y gastos del gobernante Partido de los Trabajadores.

La investigación señala que dos viviendas del expresidente tuvieron remodelaciones “gratuitas”, valuadas en más de un millón de reales por las constructoras Odebrecht y OAS, mismas que han sido señaladas como las principales beneficiarias de su administración.

Cabe mencionar que el nombre del expresidente, ya era considerado como candidato para la presidencia en 2018.

 

Fuente: El País/El Comercio/ABC
Foto: Especial