Rodolfo Ruiz /La Corte de los Milagros/e-consulta

En materia de seguridad pública la entidad poblana viene sufriendo un continuo y creciente deterioro, al que las autoridades estatales parecen prestar poca atención por estar metidas de lleno en el proceso electoral.

Lo más delicado del asunto es que la inseguridad que vive el estado –por ejecuciones, desaparición de personas, secuestros, levantones, enfrentamientos entre guachicoleros y robo de combustible de los ductos de Pemex— está relacionada con delincuencia organizada.

Las ejecuciones que vienen dándose en el llamado Triángulo Rojo conformado por los municipios de Esperanza, Acatzingo, Tepeaca, Palmar de Bravo, Huixcolotla, Tecamachalco y Quecholac, tienen todo el sello del narco. Así lo ha reconocido el mismísimo fiscal general del estado, Víctor Antonio Carrancá Bourget al ligar los delitos y crímenes registrados en esa zona con Los Zetas.

En la región de Huejotzingo, San Matías Tlalancaleca y San Martín Texmelucan pasa lo mismo. Todos los días se descubren tomas y depósitos clandestinos; y con frecuencia pipas robadas cargadas de combustible, reyertas entre guachicoleros, baleados con AK-47 y hasta agentes y policías ministeriales ejecutados o con el tiro de gracia.

La única diferencia es que aquí los delincuentes no son zetas o no siempre, sino integrantes de otras bandas como el cartel Jalisco Nueva Generación.

Los antros, bares, cabarets y table dance de San Andrés Cholula y San Pedro Cholula ubicados sobre la carretera federal México-Puebla y el Bulevar Forjadores tampoco escapan a la influencia del narco.

En la Sierra Nororiental la delincuencia organizada también ha sentado sus reales en algunos municipios de la región o colindantes con el estado de Veracruz como Teziutlán, Hueytamalco y Ayotoxco de Guerrero, donde los secuestros, las extorsiones y los levantones se han hecho frecuentes, lo mismo que el abigeo o robo de ganado.

La presencia de efectivos de la Secretaria de la Marina en Teziutlán y otros municipios es la mejor prueba.

El sur del estado tampoco está exento. En la región de Atlixco e Izúcar de Matamoros hacia Cuautla, Morelos, las incursiones de Los Rojos son cada vez más cotidianas.

Al comenzar el sexenio se decía que en Puebla no había narcos, que era una entidad segura a pesar de estar rodeada de estados como Guerrero, Veracruz, Morelos y el Estado de México, con fuerte presencia del crimen organizado.

Hoy, a un año de que concluya la gestión morenovallista, el discurso se ha modificado. Ahora ya se admite que el narco opera en algunas regiones como el Triángulo Rojo y la Sierra Nororiental, sin embargo lo ocurrido el lunes en Cuautlancingo deja la impresión de que el crimen organizado ya tocó la puerta y viene por la plaza de Puebla.

Ojalá me equivoque.
La carta que el nuevo dirigente estatal del PAN, Jesús Christian Giles Carmona, dirige a la militancia panista de Puebla, lo pinta de cuerpo entero.

De entrada como un intolerante, pues qué político en su sano juicio puede pedir a los miembros de su partido que ignoren las publicaciones periodísticas que descalifican su gestión o su desempeño.

Dicha solicitud equivale a decir No hay más verdad más que la mía o que todo aquello que contradiga su visión de mundo feliz o de Rafalandia es una mentira o, en el mejor de los casos, una provocación malsana.

Para mayor información:http://archivo.e-consulta.com/blogs/corte/?p=7877

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...