Por Tania Damián

En su estancia en México, el papa Francisco ha llamado a los mexicanos a “reconciliar su pasado y construir el futuro (…) sin renunciar a su propia identidad”. Los urgió a “aprender a pertenecerse a sí mismos antes que a otros”.

Los discursos que ha pronunciado –en el Palacio Nacional, en la catedral, en la Basílica de Guadalupe, en el Centro de Estudios Superiores de Ecatepec y en San Cristóbal de las Casas—han girado sobre la necesidad de combatir la corrupción, la deshonestidad y la incongruencia, que llega a ser común –pese a ser católicas– en muchas personas, sobre todo en los políticos.

Advirtió que “no es sólo asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras, siempre necesarias; sino de urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro, como corresponde en la causa común de promover el desarrollo nacional”.

Criticó no solo a la clase política, sino también a los ciudadanos, al señalar que no “siempre han valorado” su cultura que proviene de una mezcla indígena y criolla y si ello continúa así no se saldría del “laberinto de la soledad” que ya señalaba Octavio Paz.

Agregó que muchas veces los pueblos indígenas “han sido despojados” de sus tierras e idiosincrasias por la clase política y exigió un cambio en ese tipo de actitudes.

 

Construir “un rostro unitario”

“Un obstáculo para el diseño de un rostro unitario, de una identidad adulta, de una posición singular en el concierto de las naciones y de una misión compartida”, mencionó.

El papa Francisco dijo que México es un “pueblo joven” que será “capaz de renovarse y transformase”, para lo cual se debe reflexionar sobre “el México que queremos y el México que deseamos legar a las generaciones venideras”.

Exigió a la clase política y a la cúpula católica que no busque “el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos”, como ahora sucede porque “tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e, incluso, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

No tenerle miedo a la transparencia

Asimismo, les pidió a los sacerdotes no tenerle miedo a la transparencia. “La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los «carros y caballos» de los faraones actuales (…) Les ruego por favor no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”.

Dijo que (los sacerdotes) deben ser capaces de comprender las miradas de todos y cada mexicano que se acerque a su iglesia, así como no creerse “autosuficientes” e involucrar a las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad en proyectos de desarrollo social.

Los exhortó a no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas. “¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!”, señaló. Asimismo, a los obispos les pidió cuidar “el corazón de sus sacerdotes. No los dejen expuestos a la soledad y al abandono, presa de la mundanidad que devora el corazón”.

Ir por soluciones compartidas.

Recomendó a los mexicanos revalorar sus “raíces amerindias y no quedarse en un enigma irresuelto”, porque “los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia”.

El papa Francisco –que se dijo portador de paz y justicia– explicó que en el siglo XXI se deben encontrar soluciones compartidas y sostenibles para los problemas sociales, priorizando la identidad de México, que “se gestó en la diversidad”.

Propuso “el acuerdo de las instituciones políticas, sociales y de mercado, y de todos los hombres y mujeres que se comprometen en la búsqueda del bien común y en la promoción de la dignidad de la persona (…) y encontrar nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes, capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario.”.

 

El mundo está esperando más de México

Agregó que los habitantes del país “no deben contentarse con menos de cuanto se espera del modo mexicano de habitar el mundo” y para ello tendrán el apoyo de la iglesia católica.

Dijo que su estancia en México debe ser vista como “una oportunidad de encuentro, de comunión y de paz”.

Durante sus discursos en las diferentes misas reiteró que la Virgen de Guadalupe “comprende los numerosos idiomas de México” y agregó que las personas de las ciudades tenemos mucho que aprenderle a los indígenas, porque tienen un respeto por la naturaleza y evitan el pragmatismo.

 

Pedir perdón a los indígenas

Durante la misa en San Cristóbal de las Casas, donde algunas partes fueron en las lenguas de Chiapas, como tzotzil y tzeltal, Francisco hizo un llamado a la sociedad a pedir perdón a los indígenas.

“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas, su tradición. Otros mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras, o han realizado acciones que las contaminaban. Qué tristeza. Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir perdón. Perdón, hermanos”.

Luego, al referirse sobre el cambio climático, el clérigo refirió que “ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia. En esto, ustedes (los pueblos indígenas) tienen mucho que enseñar a la humanidad”.

 

Reivindica a Samuel Ruiz 

Asimismo, el papa reivindicará al padre Samuel Ruiz García, extinto obispo emérito que dejó la diócesis chiapaneca, hace más de 15 años y muerto hace cinco, quien no fuera bien acogido por el Vaticano e –incluso—difamado y acusado por el gobierno federal de alentar la rebelión en las comunidades indígenas chiapanecas y el surgimiento del EZLN en 1994.

Con la reindivicación, Francisco honra la memoria del “Teólogo de la liberación”,  un obispo que sirvió a incasablemente a los pobres, vivió entre ellos y se alejó de poder, para servir a los demás.

En tanto, durante la misa en Ecatepec hubo críticas porque mientras la mayoría de personas tuvieron que apartar su lugar desde varias horas antes en la plaza donde se ofició la misma, los invitados especiales del gobernador Eruviel Ávila llegaron un par de horas antes y fueron colocados hasta adelante.

 

Foto: Especial