Jorge Rodríguez Corona /A Puerta Cerrada/El Sol de Puebla
Entre los priistas fueron recurrentes las expresiones de “what” después de conocer las declaraciones vertidas por Javier López Zavala, su otrora candidato a Casa Puebla, en torno a la próxima definición del abanderado a la minigubernatura.
No sorprendió que se negara a firmar el acuerdo por la unidad suscrito el martes en el CEN del PRI, lo que llamó la atención del respetable fue que anunciara su probable registro como precandidato al gobierno del estado para competirle a Blanca Alcalá.
Los espectadores comprenden que López Zavala siga molesto por las traiciones y omisiones de las que fue víctima en 2010, cuando contendió y perdió en contra de Rafael Moreno Valle, y que por eso rechazara la firma del acuerdo tricolor, pero que pretenda incursionar en una contienda interna en la que no tendrá posibilidades de salir victorioso es otra cosa.
La convocatoria del partido tricolor, que será publicada este domingo, llevará dedicatoria en favor de la senadora y ex presidenta municipal de Puebla.
Por eso no se ve por dónde ni cómo pueda moverse el ex diputado federal para hacerse de la candidatura. Ni él ni ningún otro militante tricolor que no sea Blanca Alcalá.
Los más experimentados en esto de las pujas priistas apuestan que López Zavala en realidad no llegará al registro, previsto para los primeros días de febrero, pero que ha decidido vender caro su apoyo como consecuencia de la derrota que él mismo sufrió seis años atrás, por culpa, entre muchos otros factores, de aquellos que firmaron el acuerdo de unidad de 2010 y que al final le dieron la espalda.
Como sea, le puso sabor a un proceso interno que se esperaba de mero trámite.
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Otro que dejó con la cara de “what” a los priistas fue el delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino.
Ayer, en un ejercicio de comunicación que no se le conocía, usó la red social Twitter para trenzarse en un pleito discursivo con los panistas Marcelo García Almaguer y Jesús Giles Carmona, delegado del CEN y dirigente estatal del partido blanquiazul, en ese orden.
Jiménez Merino reaccionó de esa manera ante la denuncia que los dirigentes panistas presentaron en su contra en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, por el presunto desvío de recursos públicos.
Al margen del señalamiento, que tendrá que ser investigado y resuelto por la Fepade, lo que ganó la atención del público tuitero fue el estilo empleado por el delegado federal en sus respuestas.
Quienes creían que Jiménez Merino era incapaz de sostener un intercambio verbal de esa naturaleza, duro y directo, quizá cambiaron de opinión.
Algunos piensan que pudo haber comenzado a ensayar el tipo de manifestaciones que haría en caso de que, como se rumora, opte por sumarse a la campaña de Blanca Alcalá en una posición de relevancia.
¿Será?
Por vía de mientras, mostró una faceta diferente en la forma de conducirse.
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Por cierto, el PRI no tiene a quién subir al rin de las redes sociales para debatir con los panistas.
Jiménez Merino reviró frente a un asunto personal, pero de manera colectiva e institucional no hay nadie del tricolor que esté metido en ello.
Podría ser que los priistas no estén interesados en eso, que lo consideren poca cosa y hasta inútil.
Sin embargo, sus rivales del PAN han mostrado otro comportamiento.
La de ayer no fue la primera vez que Marcelo García Almaguer incursiona en Twitter para tundirle al tricolor.
Y esta vez lo hizo en mancuerna con Giles, que por fin dio señales de vida.
Hasta ahora, los panistas han tenido una idea más clara acerca de la importancia de las redes sociales en la contienda electoral.
Para mayor información:http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/s1239.htm
