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Por Redacción

Una máquina vieja para preparar café impide el cierre de la puerta de su cubículo. “A quien encuentre una piedra pesada que sirva como tope, le regalaré la cafetera”, ha dicho Alfonso Rosado Sánchez, el historiador del cosmos de la BUAP.

Rosado Sánchez es quien desde hace más de 20 años se ha encargado de describir los primeros instantes del Universo, las relaciones entre energía, materia, espacio y tiempo.

Con café, intelecto y elevado entusiasmo, el académico se enfrenta día a día a los más grandes misterios de la ciencia; aquéllos que intrigaron la mente de nómadas que al mirar el cielo, no sólo buscaban conocer su destino, sino descubrir el inicio del comienzo de su propia existencia. Temas que aún no pierden vigencia, como la creación del propio Universo, en el que miles de científicos élite trabajan hoy en día.

En su camino por responder a estos grandes cuestionamientos, el investigador del Instituto de Física “Ing. Luis Rivera Terrazas” ha descrito algunos de los fenómenos físicos que han dado lugar al “todo”, tal y como ahora se conoce, en poco más de 60 artículos científicos, los cuales han sido citados 522 veces.

Con esta excelente producción editorial de carácter científico, Sánchez Rosado se ha convertido en un historiador consagrado por narrar los orígenes del todo, con neutrones y neutrinos, bosones y otras partículas elementales, como protagonistas de anécdotas acontecidas durante los primeros tres minutos de edad del Universo.

 

Pensar en la existencia de todo, asunto diario

Para este hombre de 57 años de edad —de expresión noble, que mira a los ojos– pensar en la existencia del todo, en el infinito, es un asunto de todos los días.

En uno de sus trabajos más sobresalientes, el teórico asignó un tamaño al neutrino (partícula subatómica cuya masa es difícil de medir por ser extremadamente pequeña), que ha sido citado más de 40 veces. Asimismo, discutió sobre la producción de los bosones de norma vectoriales masivos en la dispersión muy inelástica electrón-protón, polarizada y no polarizada, que le valió más de 80 citas.

Mientras que su análisis del cambio de sabor en decaimientos de quarks pesados, ha alcanzado más de 100 citas. De acuerdo con la revista “SCI Citation Reports”, un artículo sobre Física de Partículas Elementales con más de 18 citas es considerado de alto impacto.

El oriundo de Matías Romero, Oaxaca, estudió la maestría y el doctorado en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN; realizó una estancia posdoctoral en el “Physikalisches Institut der Universität Würzburg”, Alemania, desde luego en Física, una ciencia que le ha dotado, a costa de esfuerzos y sacrificios, de una percepción super fina que le permite disfrutar lo mismo acontecimientos ocurridos hace cerca de 13 mil millones de años, instantes después del “Big Bang”, que de la única percusión que se escucha en “Un bel di vedremo”, de la ópera “Madame Butterfly”.

“Es fantástico darse cuenta de la existencia única de este golpe, pues Puccini lo puso ahí, intencionalmente, para intensificar aún más el sufrimiento y dramatismo de la mujer que llora por su ser amado. O también, reconocer que en El Padrino, el director utiliza naranjas para advertir al espectador un inmediato desastre en la vida de los personajes”, comenta el académico, al reconocer su afición por las artes, la cual fue pulida por su pensamiento crítico, resultado de su labor científica.

 

Un cosmos como de película

Mientras bebe el primer cappuccino de los ocho diarios, rodeado de una gran cantidad de libros de texto y consulta, frente a un pequeño pizarrón tapizado de anotaciones y símbolos ininteligibles para los ajenos a la ciencia, el científico nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) manifiesta su sorpresa al constatar cómo la ciencia actual ha recreado los primeros instantes del cosmos, una reconstrucción casi cinematográfica de la que él ha sido partícipe.

Esta narrativa, cuyos hechos están tan alejados en tiempo y distancia del ser humano, pero cuya comprensión es vital para definir el papel del ser humano, ha sido el origen de su inspiración para emprender y publicar diversos trabajos.

En tan sólo el periodo comprendido entre mayo de 1996 y abril de 1999, colaboró en los proyectos “Producción de bosones pesados con el acelerador CERN LEP/LHC”, “Detección de los bosones de Higgs neutros predichos por el Modelo Estándar Mínimo Supersimétrico” y “Efectos del momento anapolar del neutrino en el momento magnético anómalo del muón”, en los que escribió tres artículos, bien aceptados por la comunidad científica, ya que se publicaron en las prestigiadas revistas con arbitraje “Phisical Review D” (PRD) y Modern “Physics Letters A”.

Indagar sobre la física del bosón de Higgs en modelos extendidos, sobre la fenomenología de las interacciones fuerte, débil y electromagnética, y la física del sabor, entre otros tantos temas, permite comprender los hechos más primitivos de la existencia. Es describir los sucesos que desencadenaron otros tantos eventos que, pese al infinito número de posibilidades, han elegido un único devenir histórico, para dar lugar a la vida tal y como ahora se conoce;  como la predilección del Universo por la materia, antes que por la antimateria.
 

Fe en la humanidad

Al preguntarle sobre su etapa más difícil, el ganador del Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2010, en el área de Ciencias Exactas, respondió con seguridad que no lo recordaba; en cambio, podía afirmar que de los momentos más felices que ha vivido, fueron sus años de estudios de la maestría y el doctorado en el Cinvestav y durante su estancia posdoctoral en Alemania.

Desde ahí ratificó su vocación como investigador y futuro docente. A la fecha ha dirigido ocho tesis de estudiantes de licenciatura, nueve de maestría y ocho de doctorado, de los cuales, siete de éstos últimos pertenecen al SNI: uno en el nivel III, dos en nivel II y cuatro en nivel I.

Sin embargo, para él lo mejor de su trabajo como académico de la BUAP es la libertad de pensamiento, inculcar en las nuevas generaciones esta pasión y, además, tener tiempo para disfrutar de su familia y de llorar con la lectura de novelas como “El destino de un hombre”, de Mijail Sholojov, con la que entendió que a pese a los conflictos que siempre han acompañado a la humanidad en su brevísima historia, no debe faltar la fe en la humanidad, porque sólo así encontrará el camino para sobrevivir a su propia tecnología, a su propio conocimiento.
 
 

Foto: cortesía de la BUAP
Editado por: Joselyn Furlong 

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