Por Nahir González Sosa

Los medios masivos de comunicación representan en gran medida, un instrumento clave para el gobierno, ya que fungen como herramientas primordiales para crear percepciones en el ámbito de la opinión pública. 

Desafortunadamente, muchas empresas dedicadas al rubro de la comunicación responden a intereses particulares y, por tanto, desvirtúan la realidad social; haciéndola parecer a los ojos de los ciudadanos mexicanos, positiva y con mínimos problemas. No obstante, existen compañías honestas que actúan con rectitud en este campo, sin embargo, no es la situación de la mayoría.

Este tipo de prácticas revelan la existencia de una serie de “valores” normativos planteados por las mencionadas empresas comunicativas. Probablemente sus parámetros de actuación son un secreto a voces o incluso podrían hasta hallarse establecidos en un reglamento interno de la organización, sin resultar sorprendente este hecho; pues es “normal”, en muchas de estas compañías, disfrazar la realidad o simplemente omitirla a costa de obtener fuertes ganancias económicas.

El papel de los medios masivos de comunicación en el ámbito político es sumamente importante, ya que ellos tienen una función clave en la integración social, puesto que fabrican culturas y unifican modos de pensar; hecho que resulta muy conveniente en el ámbito gubernamental. De esta manera, es mucho más fácil controlar las acciones y la ideología de los ciudadanos, por tanto, el Gobierno tiene menos problemas sociales que resolver, debido a que la mayoría de los individuos no se enteran de lo que en realidad ocurre a su alrededor si no lo viven de cerca, o se enteran, pero de forma distorsionada, pues su único medio de contacto con la realidad circundante son los mass-media. 

Lo que los medios masivos informan o hacen saber públicamente es lo único que gran parte de la población cree, debido a que muchas personas no poseen acceso a otros medios de comunicación –ya sea por condiciones socio-económicas, culturales o por decisión propia- más allá de los comprometidos con intereses políticos; hecho que no ayuda a concientizar a la ciudadanía respecto a la situación real del entorno.

Es cierto que actualmente existen otros vehículos comunicativos más fidedignos y críticos que diversos medios ya arraigados, como es el caso de varios de ellos que encontramos en Internet, por ejemplo: prensa digital, blogs y redes sociales. En algunos de estos se da a conocer información real que no necesariamente es producto de una investigación periodística formal o acciones similares, sino que es el resultado de aportaciones de ciudadanos comunes que no fungen como encubridores políticos. 

Sin embargo, es una minoría poblacional la que tiene acceso a estos sitios y son aún menos los individuos que a pesar de tener acceso, hacen uso de estos medios con fines informativos y culturales; por tanto, es un hecho que medios masivos como la televisión (especialmente la abierta), siguen dominando los mensajes que llegan a las mayorías, ya que por su amplia cobertura y bajo costo, ésta es un vehículo comunicativo que tiene demasiadas facilidades para permanecer en contacto con todos los sectores sociales e infiltrarse profundamente en la mente de los individuos.

Al formar parte importante de las sociedades, los medios de comunicación han sido víctimas de corrupción y, por tanto, de manipulación; pero igualmente han sido manipuladores de los seres humanos, puesto que su aprovechamiento en la mayoría de las ocasiones, no ha sido encauzado de forma positiva para el bien común.

Ambas situaciones manipulativas van de la mano, ya que una da origen a la otra, pues la forma en que se maneja la mente de los ciudadanos, es producto de la manera en que las empresas de comunicación y el poder manejan los mensajes que desean hacer llegar a la población. Debido a este panorama, resulta fundamental identificar el modo en que los medios presentan al público los contenidos que transmiten, puesto que así se pueden reconocer los intereses que mueven a cada uno de los consorcios y que los definen como entidades poseedoras de tal o cual tendencia; lo que no necesariamente las hace voceras de la realidad.

Los medios masivos representan un papel muy importante en los procesos sociales, porque ellos no son simplemente vehículos para transmitir filmes o programas de entretenimiento, ni sitios para interactuar con otras personas; son una de las instancias -no las únicas- de formación cultural de las sociedades modernas existentes en todos los rincones del planeta. Son instrumentos de reproducción del orden y también de los conflictos, por tanto constituyen: enseñanza, cultura, memorias, espacios de expresión, espacios de discusión y lo más importante, fungen como reveladores o encubridores de la realidad social.

Resulta urgente y necesario que las empresas de comunicación difundan los acontecimientos en función de la realidad, sin embargo, como eso no está en manos de las personas comunes, los ciudadanos personalmente deben darse a la tarea de investigar y conocer todo tipo de información; solo así la sociedad estará en posibilidades de analizar críticamente lo que se difunde, y en consecuencia, tendrá conciencia verdadera respecto a las fuertes problemáticas actuales; no solo permanecerá ocupada e interesada en las historias o en los distractores a los que los  medios quieran darle peso para someter psicológicamente a la ciudadanía e inundar su mente con información inútil, haciendo a un lado muchas otras cuestiones verdaderamente importantes para la sociedad.

El Gobierno, en contubernio con muchos medios de comunicación, no da a conocer la realidad de todo lo que ocurre y que podría afectar a su imagen o bien al control que ejerce sobre los individuos; ni tampoco las personas conocen todo lo que deberían, como consecuencia de la poca cultura informativa que poseen en su mayoría. Por tanto, no existe conciencia sobre los conflictos y mucho menos solidaridad hacia las problemáticas actuales, hecho que de seguir así, propiciará cada vez más, una rápida autodestrucción y descomposición de nuestra sociedad mexicana. 

Probablemente este panorama de los poderosos no cambiará, sin embargo, está en nosotros hacer la diferencia; informándonos, cultivándonos y desarrollando un elevado pensamiento crítico que pueda aportar algo valioso al entorno en el que vivimos, para así, mejorar como nación.

Es necesario despertar a la realidad mexicana, no vivimos en un país sin problemas, sino todo lo contrario, hay muchos y muy graves; los problemas del país van mucho más allá de la fuga y recaptura de “El Chapo”; mucho más allá de su relación con Kate del Castillo y Sean Penn; lo ciertamente preocupante es que de no actuar a tiempo, los problemas verdaderos, tarde o temprano, nos alcanzarán. 

 

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7. 

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...