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Por Redacción

El investigador del Instituto de Ciencias de la BUAP (Icuap), Eduardo Torres Ramírez, propuso una técnica para identificar plaguicidas organofosforados (POF)–cuyas consecuencias son graves– en alimentos y agua que son para el consumo humano.

EL POF es un tóxico utilizado por la industria agroindustrial y usos residenciales para proteger cultivos de plagas y enfermedades, por ello, dichos insecticidas se han encontrado en jugos naturales y procesados, leche y frutas, e incluso en organismos humanos.

Uno de los compuestos principales más venenosos es el oxón, el cual no afecta sólo a parásitos, sino también a animales y humanos, además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta más de 3 millones de intoxicaciones anuales a nivel internacional, por lo que 200 mil murieron a causa de envenenamiento por dichos tóxicos.

Torres Ramírez precisó que su técnica está basada en la catálisis enzimática, a través de la inhibición de la actividad catalítica estándar de la cloroperoxidasa de Caldariomyces fumago; de este modo, la propuesta de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) es competitiva, rápida, menos costosa y requiere de personal medianamente calificado.

Destacó que para solucionar este problema se requiere de acciones conjuntas en todos los sentidos: normas más estrictas y actualizadas, un mejor y mayor control en su aplicación, así como la sustitución de plaguicidas por aquellos menos tóxicos o naturales como los bioplaguicidas.

 

Formas de trabajo del bioplaguicida

El científico de la BUAP indicó que se desarrollan dos líneas de investigación de la biocatálisis ambiental.

En la primera, se desarrollan metodologías de detección de contaminantes en diferentes matrices como agua potable, leche y diésel, utilizando las propiedades de las enzimas, obtienen la capacidad de transformar mediante oxidación algunos compuestos en sustancias menos agresivas con el medio ambiente.

En la segunda, los investigadores aprovechan las propiedades oxidativas de las enzimas, y han desarrollado técnicas como el proceso para la reducción del impacto ambiental del nejayote –agua residual que obtenida de la nixtamalización del maíz– con la que se elabora un producto biotecnológico con múltiples funciones, a favor de la salud y alimentos.

El Laboratorio de Química Ambiental no sólo se atiende la necesidad de identificar con precisión la presencia de contaminantes en distintos entornos ambientales, además genera mecanismos para neutralizar sus efectos negativos.

En particular, con el proyecto “Método espectrofotométrico biocatalítico para detectar y cuantificar el POF en matrices de alimentos y agua urbana”, los científicos buscan dar solución a las limitaciones de las técnicas tradicionales.

Éstas implican inversiones económicas significativas, convirtiéndolas en poco accesibles para su uso en grandes volúmenes de muestras, requieren personal altamente calificado para su aplicación y no permiten el análisis de muestras en campo, dado su tamaño y fragilidad.

 

Editado por: Joselyn Furlong

Foto: Cortesía BUAP

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