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Por Guillermo Alberto Hidalgo Montes

Hoy en día es innegable la simbiosis entre la delincuencia organizada y las pandillas, y para muchos estudiosos de los fenómenos delincuenciales no se entiende una existencia de una sin la otra.

Miles de jóvenes son enganchados por la promesa de una ganancia rápida o un estilo de vida glamuroso, sin embargo, la triste verdad es que son usados como carne de cañón, como consumibles del proceso delincuencial de las organizaciones.

Sirviendo como ejecutores del llamado “trabajo sucio”, como los homicidios por encargo (sicariato) o se constituyen en uno de los eslabones no determinantes de la cadena del narcotráfico, sin que esto signifique que las pandillas lleguen a dominar ese importante nicho de la criminalidad no convencional. 

En promedio, el 65% de los pandilleros tiene entre 12 y 17 años de edad y alrededor del 20% entre 18 y 21 años. La diferencia de edades existe al ser inimputables de delito, la minoría de edad exime de ser juzgados como adultos; lo cierto es que en mentalidad, agresividad y poco respeto a lo que les rodea, sean personas u objetos, la conducta es la misma, motivo por el cual son un atractivo para las organizaciones de la delincuencia organizada.

La idea de que las pandillas actualmente configuran una mezcla de fenómeno social con derivaciones delictivas. Por un lado, siguen siendo ante todo una problemática social en la medida que la mayoría de sus integrantes, especialmente los más jóvenes, continúan dentro de estas estructuras porque para ellos y ellas las pandillas son el espacio de identidad, de protección y de pertenencia que no encuentran en la familia, la escuela, la comunidad o la sociedad.

Igualmente, los motivos por los que los jóvenes, adolescente y niños de edades cada vez menores, deciden ingresar o son “reclutados” por las pandillas, siguen siendo una multiplicidad de factores:

a)    Socio-económico.
b)    Desintegración Familiar.
c)    Deportación de Inmigrantes Ilegales.
d)    Pérdida de Valores.
e)    Deserción Escolar.
f)    Influencia de la TV.
g)    Sobre Protección Legislativa.

Los mencionados factores, lejos de mejorarse con la entrada en vigor de la “Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia” publicada en el año 2012 se han empeorado en los últimos diez años como efectos “colaterales” de las políticas económicas y sociales neoliberales; pero al mismo tiempo, las pandillas son fuente de actividades criminales y lastimosamente cada vez más extendidas, puesto que dentro de ellas, aunque no todos sus integrantes cometen delitos, existen agrupaciones, “clicas”, “crews” o individuos que continuamente cometen todo tipo de crímenes dentro de los cuales las extorsiones se han convertido en la base de lo que puede denominarse la economía criminal de las pandillas, que no es más que una de la múltiples variedades de los llamados mercados ilegales.

Lo anterior no significa que las pandillas sean grandes agrupaciones mafiosas capaces de controlar los mercados delictivos y a pesar del continuo etiquetamiento que de ellas se hace al respecto, todavía es posible evitar que lleguen a convertirse en verdaderas mafias con la fuerza y los recursos necesarios para adueñarse de nichos enteros de la economía delictiva.

Hoy por hoy, es insostenible pretender que las pandillas dirigen o controlan el narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de personas, el lavado de dinero y otras expresiones de la criminalidad no convencional; para dominar esos grandes rubros del mercado criminal se debe contar con un nivel educativo, posición social, poder político y capacidad económica que no poseen estos individuos. Pero no hay duda alguna de que algunos grupos o personas pertenecientes a las pandillas están siendo utilizados como peones o soldados del crimen organizado.

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*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7. 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...