Por Rafael Micalco Méndez
“La política es para construir soluciones”
Gustavo E. Madero Muñoz
El expresidente nacional del PAN tiene una clara visión de lo que es el partido, la tuvo durante los periodos en los que fue presidente, a partir del año 2010. Para Madero, la historia del partido tiene tres etapas muy marcadas. La primera de 50 años con intensas luchas, la segunda de 1989 a 2000 cosechando triunfos; y la tercera, con la experiencia de haber estado 12 años en el Gobierno de la República.
Esas etapas, hicieron de Acción Nacional un partido maduro frente a los retos que representó la Septuagésima Legislatura, en la que como diputado federal acudí al Congreso de la Unión teniendo, como marco de referencia, el buscar lo mejor para México, guiado por nuestro entonces, líder nacional, quién llamó a ser un partido sin revanchismos políticos, ni cortoplacistas. Por ello, fue indispensable ir por la aprobación de las reformas estructurales que el PAN, en muchos momentos de la vida legislativa nacional, había propuesto y el PRI y otras fuerzas políticas le habían negado al desarrollo de México.
Pero también acudimos a legislar con la clara convicción de proteger al ciudadano y hacer que las nuevas leyes sirvieran para el desarrollo de las y los mexicanos, y así fue, a excepción de la reforma fiscal, que con la anuencia del PRI y PRD, se aprobó en perjuicio de las familias mexicanas.
El “Pacto por México” firmado por las dirigencia del partido nos dio rumbo para encontrar los acuerdos, Acción Nacional fue un importante protagonista de las reformas estructurales, la energética, la laboral, la educativa y otras más que como lo decía Madero, llevaron mucho de las propuestas de Acción Nacional.
Hoy, Gustavo Madero es sin duda reconocido como un demócrata sin cortapisas, atendiendo perfectamente aquello que Manuel Gómez Morin decía: “siempre pensamos y sostuvimos que se gobierna desde el gobierno o desde enfrente del gobierno también, si se logra crear una fuerza política suficiente, una fuerza de opinión suficiente para presentar otras soluciones”.
Signó un acuerdo con el gobierno federal para avanzar las reformas que le darán viabilidad económica, financiera y productiva a México. Madero Muñoz trabajó dejando constancia que la política se renueva a cada momento y es “para construir acuerdos” y para ello no sólo en el discurso, sino que fue el gran artífice desde la opción para lograr reformas de gran calado.
También hay ejemplo de su espíritu democrático en nuestra vida interna de nuestro instituto, la reforma que mejor ejemplifica esto es que los dirigentes nacionales y estatales sean electos por la militancia, favoreciendo la horizontalidad y fortaleciendo la responsabilidad democrática entre dirigencias y militantes.
Convencido en el poder de la militancia, no dudó en depositar en ellos la responsabilidad de elegir a sus propios liderazgos, estatales y nacionales, tema que estaba antes reservado para los consejeros nacionales y estatales. Con Madero, los militantes tenemos más poder de decisión y mayor cercanía con las dirigencias.
Cabe señalar que él fue el primer dirigente nacional electo mediante el voto directo de la militancia. Un cambio en la dinámica partidista que reavivó la participación y aumentó el sentido de pertenencia.
Madero trae en la sangre lo demócrata, es nieto de Evaristo Madero González, hermano menor de Francisco I. Madero y de Gustavo A. Madero, hombres que forjaron su nombre en la historia de nuestra patria.
El nacido en Chihuahua, Chihuahua, hoy forma parte del grupo parlamentario de Acción Nacional, su actuar seguirá inspirando a muchos que con él caminamos en la política. Madero es un político firme quien hace poco expresaba: “Discrepar no es ofender, reclamar no es dividir, si lo hacemos con un corazón y una actitud constructiva”.
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