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Por Alejandra Olivera

El pueblo mágico de Cholula se alista para recibir a sus fieles difuntos con ofrendas repletas de colores, sabores y aromas que conjuntan ambas culturas: la prehispánica y la colonial; todo colocado para agradar a las personas fallecidas.

Las banquetas lucen especialmente decoradas con flores de cempasúchil –cultivadas en la región– que guiarán el camino de aquellos que visitan, como todos los años, a sus familiares que se han esmerado una vez más en recibir a sus muertos.

La mayoría de los altares cholultecas también incorporan frutas, dulces —para los niños– objetos personales, cervezas, botellas de brandy o tequila, hojaldras, velas, sal, inciensos, mole, tamales –o algún otro platillo preferido– y vasos con agua.

“Nosotros la ponemos para compartir con los difuntos, es una tradición de nuestros padres, ponemos canastos de pan, tortilla o fruta, antes se usaba el petate, pero ahora ya no, sólo en las mesa con su mantel limpio”, señaló Irma Tepox, quien labora en el mercado de la demarcación. 

 

Hogares abren sus puertas para recibir a las ánimas

De acuerdo con la creencia, el 28 de octubre se recibió a aquellos que perdieron la vida en accidentes automovilísticos, a los que se les ponen flores silvestres que crecen entre la maleza de los campos, pues dicen “estaban en la calle cuando murieron”, por ello, las cruces colocadas en aceras, camellones o a orillas de carretera, lucen decoradas también.

“El altar que pongo es de tamaño mediano, le coloco cigarros refrescos o el tequila (risa) todo lo que mis difuntos disfrutaban en vida, son tradiciones porque los muertos no vienen ya están en otro lado, ojalá vinieran”, comentó el poblador Luis Ramírez.

Este 31 de octubre fueron varias las familias que abrieron las puertas en punto del mediodía para recibir a los niños; los pequeños del hogar riegan la tradicional flor para indicar la vía hasta el altar, los mayores encienden velas y prenden el sahumerio con incienso, mientras que las iglesias al unísono dan las 12 campanadas.

También se colocan juguetes, dulces típicos y comerciales, gelatinas, natillas y arroz con leche, para los infantes que “visitan a los vivos”.

La ofrenda se ampliará este 1 de noviembre, día en que se van las ánimas de los niños y se reciben a los espíritus de Todos los Santos Difuntos, por lo que se colocarán cazuelas con mole, arroz rojo, tortillas, rajas, atole, refrescos, cervezas, etcétera.

Yo la pongo desde el 28 por mí tío, ya después poco a poco le voy agregando que la fruta o el pan y el 1 de noviembre desde temprano me pongo a hacer el molito y arroz, para recibir a mi papá y mi mamá”, mencionó la señora Carmen Pérez.

 

“Calaverita” para quienes recen por sus fallecidos

Nuevamente se riega la flor de cempasúchil, pero esta vez en los hogares también hay música. Luego de pasar un rato con las ánimas de sus familiares, los cholultecas llevan veladoras a las casas de aquellos que en el último año fallecieron, pues sus deudos colocarán la primera ofrenda en su honor.

Éstos últimos dan “su calaverita” a quienes llegan a rezar por su familiar; ofrecen fruta –naranja, plátano, mandarina, una hojaldra, tamales– además comparten mole y arroz. La actividad se extiende hasta la medianoche.

“Pongo mi ofrenda desde hace unos 20 años en honor a mis ancestros que perdieron la vida; es una tradición”.

La fiesta de Día de Muertos terminará el 2 de noviembre con la visita a los panteones, donde limpian y arreglan vistosamente las tumbas así como con el retiro de la ofrenda en el que obligatoriamente hay que rezar un padre nuestro porque “si no te vienen a jalar los pies”.

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

Fotos: Ángulo 7/Alejandra Olivera

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