Por Juan Carlos Lastiri
La mayoría de las ciudades en nuestro país ha vivido procesos de crecimiento acelerado y desordenado que han terminado en el desarrollo de problemas sociales.
Tal ha sido este proceso que hoy podemos decir que la población en nuestro país es predominantemente urbana. Nuestro sistema de ciudades es complejo y se ha observado una etapa en la cual estamos generando pequeños sistemas que son complejos también; hablamos de las zonas metropolitanas.
Estas son uniones espaciales que se dan de dos o más municipios en ciudades de más de 50 mil habitantes y que por tanto, comparten su vida socioeconómica. Esta condición de traspasar límites territoriales y compartir actividades, ha sido una de las grandes problemáticas para encontrar la manera correcta de administrar las ciudades, ya que cada entidad o municipio ejerce sus obligaciones de manera separada aunque en la realidad compartan casi todo.
Quizá el ejemplo más claro de esto lo veamos en los problemas por todos conocidos de una de las metrópolis más grandes del mundo, la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Ante esta situación, el Gobierno de la República ha tomado la iniciativa de tener una estrategia que permita visualizar y atacar los problemas de las zonas metropolitanas desde otra perspectiva, en dos puntos básicamente.
El primero tiene que ver con un estudio realizado por la OCDE, a petición del gobierno de México, sobre la Zona Metropolitana del Valle de México. En la presentación de este trabajo el Secretario General de este organismo, José Ángel Gurria, ha señalado aspectos clave que no se han visualizado, aunque pudieran ser muy claros.
Así, algunos factores que hay que tomar en cuenta para el correcto desarrollo del Valle de México es minimizar la escala de la ciudad al facilitar el desarrollo de las áreas centrales y mejorar el desarrollo de vivienda nueva y asequible, y para lograrlo, será necesario quitar los obstáculos al desarrollo del mercado de alquiler, prestar atención a lugares céntricos y de fácil acceso a fin de reducir los desplazamientos y aumentar la movilidad laboral.
Esto nos lleva a entender quizá el más grande problema de México para obtener soluciones en espacios autónomos pero vinculados; afrontar los problemas de movilidad implica actuar de manera coordinada entre estados y municipios. Es necesario buscar mecanismos de vinculación intergubernamentales.
En un segundo punto tenemos lo que la Sedatu se ha propuesto como objetivos para apoyar el desarrollo de ciudades sustentables, accesibles e incluyentes. A la par de la presentación de este estudio, la Mtra. Rosario Robles Berlanga, secretaria de la Sedatu, ha sido clara en que se deben robustecer los derechos esenciales para una vida digna en las ciudades, derecho a la vivienda, al espacio público, al hábitat, a la igualdad, a la participación al medio ambiente, que no es otra cosa que hacer realidad los derechos humanos en el espacio urbano.
Por esto, el Gobierno de México tiene un fuerte compromiso con la aplicación y diseño de políticas públicas para construir ciudades incluyentes, seguras, compactas, sustentables y accesibles, que protejan y garanticen los derechos fundamentales, tal como lo acordó con la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este esfuerzo, que hoy emprende el Gobierno del Presidente Peña, es, sin duda, algo que hemos peleado en mucho en el pasado con las visones de corto plazo, por lo que debemos de entender la importancia de que en estos espacios que trascienden a cualquier gobierno, hoy se muestre una visión actualizada para atender el tema de la gobernanza y la necesidad de una visión compartida del desarrollo metropolitano y a largo plazo.
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