Por Fermín García/ Cuitlatlán/ La Jornada de Oriente

Entre 2004 y 2005, Ana Teresa Aranda hizo varias advertencias a Eduardo Rivera Pérez, quien en ese entonces era presidente estatal del PAN, en el sentido de que sí se permitía la entrada al albiazul de Rafael Moreno Valle Rosas éste con el tiempo le iba a quitar el control del partido a los verdaderos panistas. Y así ocurrió, el actual mandatario tiene excluidos del blanquiazul a todos los líderes y figuras emblemáticas del panismo.

Con la renuncia de Ana Teresa Aranda al PAN, que ayer se hizo pública, el panismo poblano ha perdido al militante de mayor altura moral, de mejor trayectoria y se puede afirmar que tal vez la exdirigente panista más congruente con la doctrina de dicho instituto político.
La partida de Aranda llevará al PAN a enfrentar una crisis moral, ya que la salida de la exlegisladora no se da en el contexto de haber perdido algún cargo partidista o una candidatura a un puesto de elección popular, sino por no estar de acuerdo en que esta fuerza política haya perdido su democracia interna, que sea controlada por ex priistas y que la militancia esté excluida.
Sin duda, la mejor muestra de esa pobreza moral del PAN es el próximo arribo de Martha Érika Alonso a la secretaría general del partido, una imposición de su esposo el gobernador Rafael Moreno Valle con el propósito de acabar de excluir a la militancia.

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...