Por Álvaro Conrado Pérez Aquino

¿Cuánto daría el presidente de la República Enrique Peña Nieto por que los mexicanos creyéramos un poquito más en él? Creo que se esfuerza por ello, y aunque ante el público ría y mantenga una fisonomía engañosa, nadie se lo cree, nadie le compra una actitud que ha rebasado los índices de credibilidad popular.

¿Por qué lo anterior? Porque al presentarse ante la Nación, lo hace con gesto de falsedad y mesura de otro rango, donde impera su verdad, la que la inmensa mayoría de los mexicanos decimos, es mentira, y qué lástima que así sea, qué lástima que a quienes gobierna no le creamos y pensemos que nos está engañando, que las reformas según él y su equipo de colaboradores sean muy importantes y muy triunfadoras, aunque en la vida cotidiana, donde deben hacerse sentir y rendir frutos, sea lo contrario, no beneficien a los mexicanos, más que a los que les interesan los contratos multimillonarios, de donde vivirán ellos y sus hijos o tal vez hasta sus bisnietos, en fututo que no es muy lejano.

Un momento de credibilidad ansía el presidente a la mitad de su mandato, cuando las expectativas y las estadísticas se le han caído, donde empieza el declive y no puede repuntar, donde tiene que inventar o reinventarse un sexenio. Donde las expectativas del presidente quedan en prácticamente cero.

Es una realidad pasmosa, ningún presidente de la República, creo, había estado tan bajo a la mitad de su sexenio, como don Enrique Peña Nieto, y no es que yo le desee o esté contento con esta realidad, no, estoy preocupado porque deseo creer en mi presidente, deseo que tenga éxito, deseo que a México le vaya bien en medio de tanto convulsión nacional.

Sí, porque la Procuraduría General de la República no lo apuntala, las investigaciones claves, ahora para repuntar, no lo hacen, no le dan resultados, recurren a “expertos y más expertos” que no sabemos de su capacidad, pero sí de su poder para cobrar, esa es la realidad donde se debate el creer o no creer del accionar de quien nos gobierna.

Y otros tantos rubros, donde para hacer aparentar el éxito, se inventan cifras e instituciones triunfalistas, como el procedimiento contra la SNTE, en Oaxaca, donde se dice ahora que es clave de las reformas estructurales, y así podríamos enunciar otras tantas, otras muchas, que no acabarían por ilustrarnos ahora.

Pero basta de enjuiciamientos, pensemos que también el presidente de la República tiene para donde menearse en los momentos aciagos del poder, sus giras donde se regodea de poder y de relaciones internacionales nos agobian, ¿nos llenan de gusto o de disgusto? Nos satisfacen o nos inspiran desconfianza, a la sazón de que seguimos siendo engañados, y se prepara la envestida para la grande, para esa campaña donde quedara el sucesor, que todo lo guardará bajo llave, como aquellos expediente secretos, dispuestos en el sótano de la ignominia, aquellos datos que solo saldrían a la luz pública si toda la nación se lo propusiera, antes de que fueran incendiados, como las boletas electorales de la elección de Salinas de Gortari. 

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...