Por Arturo Rueda / Tiempos del Nigromante / Diario Cambio

Para nadie es un secreto que el próximo Comité Directivo Estatal del PAN, encabezado por Jesús Giles y Martha Erika Alonso, va a ser una máquina de expulsar militantes no alineados al morenovallismo. Aunque hoy se esfuerzan por presentar un rostro amable y pacificador, su control del aparato partidista les va a permitir deshacerse de los críticos al proyecto del gobernador poblano, algo que no pudieron hacer ni en 2013 ni en 2015. Si Rafael Micalco toleró la disidencia frontal de personajes como Violeta Lagunes, Hilario Gallegos o Ana Teresa Aranda, la disimulada de Juan Carlos Mondragón y Fernando Manzanilla, o la huelga de brazos caídos del Yunque en las pasadas elecciones federales, Martha Erika y Giles van a ser inclementes.

La horca se prepara para las ejecuciones sumarias al estilo Robespierre en la Revolución Francesa. Como un Comité de Sanidad Pública, Lalo Rivera y todos sus fieles irán a la guillotina, así como Juan Carlos Mondragón, Juan Carlos Espina, Violeta Lagunes, Hilario Gallegos. Pero por sobretodos ellos, la cabeza más deseada es la de Ana Teresa Aranda.

La Doña no les quiere dar el gusto de que la expulsen sumariamente, y mejor agarra sus cajas de huevo y se va del partido en el que lo fue casi todo durante 26 años: candidata a senadora, a gobernador, directora del DIF nacional, secretaria de Desarrollo Social. Formó parte de todas las instancias de su partido, y en los últimos años, con mala suerte, fue integrada a la planilla de Ernesto Cordero y luego de Javier Corral. Sus críticos afirman que junto con Francisco Fraile, representa al PAN que no gana elecciones.

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...