Por redacción
Los faciales son tratamientos para limpiar y nutrir la piel, el cual, si es realizado por especialistas, puede realizar una limpieza profunda, además de que eliminan las células muertas y mejora la circulación del rostro.
Los beneficios más comunes de las mascarillas faciales son que protegen la piel, la nutre, la limpian, humectan y purifican.
El especialista limpia la piel extrayendo espinillas, puntos negros y blancos y remueve células muertas con productos con nutrientes que no dañen ni maltraten tu piel, al tiempo que con el masaje que va efectuado, el rostro se relaja y mejora la circulación de la sangre en éste.
Luego de la limpieza, continua la apertura de los poros por medio de vapor, luego la extracción de celulas muertas, exfoliación, masaje, mascarillas y aplicación de humectantes.
Frecuencia, depende de tipo de piel
Asimismo, se pueden aplicar tratamientos a base de oxígeno, colágeno, peelings de ácido glicolico –revitalizan la piel, atenúan las primeras arrugas y dan luminosidad– u otros ácidos, así como tratamientos láser y con luz.
La frecuencia para realizarse un facial dependerá de la piel de las pacientes, pero lo que mayormente recomiendan los expertos es que se haga de un año a cada seis meses; mientras que para personas la piel deshidratada o madura, puede ser cada cuatro o seis semanas.
Cabe mencionar que los faciales estéticos no son recomendados para personas con casos de acné juvenil o severo, y con tratamientos clínicos en el cuidado de ésta.
Editado por: Caro Montero
Fuentes: Super mujer/ Diario femenino / Vellisimo zavaleta