Por Abel Pérez Rojas

“Aprender a compartir  nos libera del yugo de la acumulación”. 
Abel Pérez Rojas.

Para sociedades como la nuestra, en la que cada quien ve por sus propios intereses muy particulares, es obvio que cuando damos lo que sea, siempre nos quedaremos con menos de lo que dimos. En consecuencia, procuramos guardar, reservar para nuestro goce y uso, todo lo que podemos acumular.

Sin embargo, hay situaciones y contextos en los cuales el dar no reduce lo que tenemos; por el contrario, nos enriquece en más de un sentido, somos más.
¿Cuáles son esos contextos en los cuales el dar nos hace más y, si se quiere ver así, también nos permite tener más?

Retener y acumular, forza situaciones que nos confrontan a unos con otros y propicia, en el extremo, diferencias que nos orillan a posiciones irreconciliables, porque están apuntaladas en nuestro egoísmo. ¿Acaso no nos percatamos de ello?

No percibirlo nos mantiene al margen de la carga liberadora que es compartir.

Sobre este mismo tema, el 28 de octubre del 2008 presenté la Proclama de Educación Permanente ante el pleno de la Feria del Saber, Primer Encuentro de Egresados CIPAE, donde el documento suscrito por la mayoría de los asistentes dice en el punto III:

“Quien comparte bajo los principios de la educación permanente jamás se queda con menos, siempre es más, porque el acto de dar siempre implica el de recibir; dar y recibir son la misma acción”. 

Ese punto de la proclama asienta que si bien el permanente cambio, así como y la modificabilidad del ser humano hace posible que las personas se formen y en consecuencia se eduquen, esto no sería posible sin la dimensión ética de convivir compartiendo con los demás.

Sólo el amor, los valores y actitudes que derivan de él nos colocan en condiciones de dar sin el temor de que nos quedaremos con menos.

De ninguna manera es una cuestión simplista de motivación vacua. Se trata de una actitud muy interior de aprender a desprendernos de lo que tenemos, y si eso que tenemos emerge de lo que somos en esencia, entonces lo que demos no sólo cubrirá las necesidades materiales, también tocaremos la parte interior de quienes nos rodean.

Tal parece que ésa es la fórmula secreta del establecimiento de relaciones en las cuales todos ganemos: si logramos acudir a nuestra profunda interioridad podremos identificar lo que somos y no cegarnos pensando que lo que tenemos es lo que somos. Siempre, en todo momento y lugar, lo que me define no es lo que tengo, es lo que soy.

Si logramos desarrollar nuestro ser, éste sobrevivirá al tener.

Conseguir que al relacionarnos cedamos una parte de lo que somos, inclusive materializado en lo que tenemos, no nos dejará desprovistos de nada.

Estoy convencido de que actuar desde esa íntima dimensión nos abre caminos inexplorados y nos da las condiciones para hallar solución a cualquier problema.
¿Qué le parece?

@abelpr5 

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...