Por Gustavo Santín

El triunfalismo mostrado por Enrique Peña Nieto, titular del ejecutivo federal, al “transmitir” sus logros en materia educativa contrasta con la postura asumida por Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública (SEP), cuando anunció lo que falta por hacer.

Tras señalar -el 27 de agosto- que la reforma educativa continuaría por instrucciones del “Presidente de la República”, Nuño, mediante un discurso pronunciado con motivo de la inauguración del Coloquio Internacional para la Educación Pública organizado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (Comunicado 259.- Evaluación docente no se diseñó para castigar a maestros: Nuño Mayer ), tácitamente habría rubricado un discurso lleno de coincidencias programáticas, que bien podría ser suscrito por cualesquiera de las expresiones que se aglutinan en torno a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). 

En su alocución, coincide con planteamientos esgrimidos por la CNTE en torno a la evaluación educativa. Rechaza –en el discurso- la evaluación punitiva. Se dice conocedor de las “inquietudes y la inconformidades” de los maestros en cuanto al tema,  y puntualiza, en respuesta a la falta de estabilidad laboral y permanencia en los salones de clase denunciada por maestras y maestros en diferentes foros, entre ellos las redes sociales, que “la evaluación no se hizo y no se diseñó para castigar a los maestros. Ése no es el objetivo de la evaluación, todo lo contrario”, se manifiesta en contra de la evaluación estandarizada y, en respuesta a otra de las demandas de la CNTE, reconoce que “las evaluaciones deberán tomar en cuenta los contextos regionales y socioculturales, como lo establece (el artículo 78 de) la Ley del Servicio Profesional Docente.”.

Sin modificar procedimientos, puntualiza que la evaluación tendría como finalidad la mejora de la calidad de la educación que imparte el personal docente adscrito al sistema público, para que “a través de lo que ustedes enseñan, elevemos la calidad de la educación de este país”. Anuncia incentivos –no permanentes- que incrementarían los salarios entre un 180 y un 220 por ciento para los trabajadores y las trabajadoras de la educación mejor evaluados “les vaya mejor”. 

No coincidente con el calificativo de laboral, que maestros y maestras endilgan y con toda razón a la reforma educativa “que en breve iniciaría” (spot televisivo de Peña Nieto previo al tercer informe de gobierno), Nuño “anuncia”, en respuesta a una de las principales demandas enarbolada por personal docente, afiliado a la CNTE, al SNTE, a otros sindicatos magisteriales, que por instrucciones de su jefe deberá realizar “una revisión profunda de los planes y programas de estudio, para que en los próximos tres años, juntos gobierno federal, maestros, autoridades locales, padres de familia y expertos de la sociedad civil, construyan nuevos programas y planes de estudio modernos y eficaces.”, promesa que, como están los asuntos educativos, queda, por el momento, sólo como respuesta a exigencia de diferentes actores del que-hacer educativo nacional. 

Tal vez por salir al paso de rumores que plantean que la reforma educativa sólo busca “correr” o alejar de las aulas al personal docente mayor de 50 años, o a quienes carecen de habilidades tecnológicas, para generar espacios vacantes que cubrirían  con la incorporación  de universitarios recién salidos de las aulas, Nuño Mayer reconoce que la ” Reforma Educativa da a maestras y maestros de México el derecho a la formación profesional continua, y a la autoridad educativa la obligación de dar un acompañamiento de excelencia y de calidad para que se sigan preparando”, cuestión que de ser veraz, incrementaría en el presupuesto de egresos de la federación 2016, la raquítica suma de 200 pesos asignados a la capacitación y a la formación de cada uno de los docentes de educación básica y los poco más de 10 pesos asignados a cada uno y una de los mentores que laboran en educación media superior, demanda y crítica levantada por interesados en lograr que el desarrollo profesional de los y las docentes se refleje en las aulas. Nada dice sobre el acompañamiento que requiere el personal docente previo a las evaluaciones diagnóstica y de permanencia. 

Poner a la escuela en el centro del sistema educativo, implicaría hacer lo contrario a lo que tras tres años de una administración y de una reforma sexenal se sigue haciendo, y sí como lo afirma Nuño,  a más de canalizar los escasos recursos presupuestados (7 500 mp para 160 escuelas, equivalentes a 46 875 pesos anuales por escuela) que se incrementarían a través de la emisión de un bono bursátil que emitirá el gobierno, por cincuenta mil millones de pesos (359 375 pesos en los próximos tres años), se quiere priorizar la función que desarrollen; las escuelas tendrían disminuir la enorme carga burocrático administrativa innecesaria que autoridades educativas solicitan a los planteles, darle un peso específico a la planeación académica colegiada, a la autoevaluación y a la evaluación colegiada del personal adscrito a la escuela, a la infraestructura escolar.

Significa hacer cumplir la normatividad que prevé la Ley General de Educación, se aplique a los medios masivos de comunicación y prohibir la transmisión de programas que deseducan -como el de Laura Bozzo, -y que inducen a la niñez al consumo de productos chatarra  -en Familia con Chabelo-, significaría fomentar la convivencia de madres y padres de familia con el personal que presta sus servicios en las diferentes escuelas y terminar con las crecientes aportaciones voluntarias de madres y padres de familia, para que mediante mecanismos como el de la gestión escolar, administren los escasos recursos que lleguen a las instituciones. 

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...